Contra la gran evasión fiscal no solamente palabras

 

La elaboración de la ley de presupuesto siempre es una época difícil para el gobierno, para los ciudadanos y para el Estado, especialmente, si la economía se encuentra en profundo estancamiento o, muchas veces, ligeramente por arriba de una verdadera recesión. Cuando no hay crecimiento, inevitablemente, no hay ingresos tributarios regulares. Por consecuente, en Italia, enfrentar los gastos sin aumentar los impuestos, principalmente el IVA (Impuesto al Valor Agregado sobre bienes y servicios), se vuelve un trabajo de equilibrista.

 

Es una historia antigua, pero Italia no puede permitirse la evasión de impuestos que la aflige a nivel de “república bananera”.

 

El más reciente informe del Ministerio de Economía dice que, en 2016, la evasión fiscal totalizó 107 mil millones de euros, y según la empresa encuestadora inglesa The Tax Research LLP, llegaría a casi 191 mil millones de euros. El total europeo sería casi de 824 mil millones. Italia encabeza la tabla, seguida por Alemania con 125 mil millones. Para tener una idea, nuestros gastos en salud pública llegan a 115 mil millones y, en educación, 20 mil millones.

 

Un segundo estudio, The European Tax Gap (La brecha europea de impuestos), evaluó la relación entre la evasión porcentual y el ingreso tributario, el cual quedó en 23.29% para Italia, cuarto lugar en Europa, detrás de Rumania, Grecia y Lituania.

 

No obstante haberse cuadruplicado la recuperación de la evasión en poco más de diez años, pasando de 4 400 billones de e uros en 2009 a más de 19 mil 200 millones en 2019, el problema sigue substancialmente sin resolverse, e n comparación a las cantidades mencionadas de evasión, realmente son migajas.

 

Y también existe la evasión fiscal por las llamadas “vías legales” y algunos trucos para evitar impuestos, practicados, principalmente, por grandes empresas internacionales que explotan paraísos fiscales legalmente inalcanzables por las autoridades del Estado, casos de Amazon, Facebook, Google, Apple y otros gigantes de internet. En Italia, la evasión practicada por grandes grupos extranjeros se estima entre 5 y 20 mil millones de euros, de acuerdo con la metodología adoptada.

 

A todo esto, deben de sumarse las actividades ilícitas (prostitución, drogas, crimen organizado, etc.), las cuales no entran en los cálculos oficiales.

 

El plan de combate a la evasión fiscal anunciado por el gobierno italiano debe llevar 7 mil millones de euros a las arcas del Estado. Por otro lado, reducir el uso del dinero, en favor de pagos electrónicos, aumentaría el número de transacciones rastreadas y, potencialmente, también reduciría el número de evasores de impuestos.

 

El aumento de la rastreabilidad de los pagos es ciertamente importante, pero debe acompañarse –en realidad, de preferencia, precedido- por el fortalecimiento y modernización de las agencias responsables por el combate a la evasión. Hoy, por desgracia, la gran evasión siempre corre por delante de las reglas e intervenciones del Estado.

 

Además, algunas distorsiones y desigualdades innegables son creadas entre aquellos que están en condiciones que les permiten fugarse de los impuestos y aquellos que siempre los pagan. A propósito, es oportuno recordar que los 17 millones de funcionarios públicos, trabajadores privados y pensionados pagan impuestos hasta el último centavo, púes son retenidos directamente en las hojas de pagos y en las pensiones.

 

En Italia, hay 5 millones de trabajadores autónomos, empresarios, artesanos y otros que, si quisieran, podrían evitar también porcentajes significativos en relación a las cuentas debidas al Estado.

 

Segú algún os estimados, cerca de 33 mil millones de euros en impuestos sobre la renta de personas físicas, equivalentes al 63% del valor total de lo que deben, no llegarían a las autoridades fiscales.

 

No obstante, lo más evadido es el IVA, del cual se estima una fuga de 35 mil millones de euros. La lucha contra la evasión siempre se concentró en el IVA, pues es posible evaluar los ingresos de los contribuyentes a partir de los flujos de compras y ventas. Este nos parece el camino certero. Se estima que la simpe introducción de la facturación electrónica podría ser capaz de generar ingresos adicionales de más de 4 mil millones en IVA.

 

En lo tocante al uso del dinero, la furia de la prensa parece ser francamente exagerada e ilusoria. Los pagos electrónicos, tarjetas multibanco y de crédito deben introducirse progresivamente y acompañarse de las necesarias simplificaciones de las obligaciones fiscales y, por encima de todo, sin cargos para los usuarios.

 

Si la lucha contra la evasión y las fugas fiscales es una prioridad para la recuperación de la economía, por otro lado, es urgente la mejora y la capacitación tecnológica de las varias agencias responsables, por el control además del aumento del número de funcionarios dedicados a la tarea.

 

Todos deben pagar los impuestos debidos y contribuir proporcionalmente al bien común, conforme lo previsto en nuestra Constitución. La lucha contra la fuga y la evasión fiscal deben, por ende, comenzar a valer hacia los grandes evasores. ¿Todavía podemos aceptar que las grandes empresas que operan en Italia transfieran sus oficinas fiscales hacia Holanda, para pagar menos impuestos? ¿O deberíamos esperar que la Unión Europea adopte reglas tributarias uniformes para todos los países del bloque? Este es el salto de calidad que Europa está pidiendo para tener mayor credibilidad.

*MSIa Informa

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