Crea un proyecto social para combatir el acoso sexual

 

Sin importar el sitio, la hora o el atuendo que traía  puesto, desde muy temprana edad, Andrea López ha padecido acoso sexual callejero en distintos zonas de la Ciudad de México.

Ahora, a sus 24 años, consciente de la problemática, la joven estudiante de diseño se dio a la tarea de crear un proyecto para visibilizar la violencia sexual que mujeres y adolescentes viven a diario.

Andrea es la desarrolladora de la iniciativa en Instagram #YoDenuncioElAcoso, la cual se ha encargado de registrar el lugar y la descripción de cada una de las intimidaciones que ha recibido en la calle como chiflidos, gritos, insultos o hasta tocamientos.

La joven remembra la primera vez que fue hostigada: fue en la Colonia Popotla, cerca del Metro Colegio Militar donde ha habitado toda su vida junto con sus padres.

“Mi primer acoso quizá fue a los 10 u 11 años, fue un vecino, desde la adolescencia el problema fue cada vez más cotidiano, me ha pasado con faldas o vestidos, pero me llegó a pasar con uniforme de la escuela, con pijama, a cualquier hora del día, en diferentes lugares.

“Ahora he comenzado a dar nombre a las violencias que he vivido toda la vida, pero estaban muy interiorizadas y muy aceptadas”, relató Andrea.

Hace dos años, la joven empezó acercarse con colectivos feministas, a familiarizarse con el tema de violencia de género y a colaborar con proyectos escolares que evidencian las agresiones en los espacios públicos.

En 2 años, Andrea se dio a la tarea de participar en marchas contra la violencia de género -como la del #24A, #25N-, empezó a estudiar y a leer más sobre la violencia, machismo e incluso pudo apoyar en la instalación de un tendero contra el acoso y abuso sexual en la Facultad donde estudia.

Al entrar al tercer semestre de su carrera en la Facultad de Artes y Diseño de Xochimilco, el 8 de marzo, Día de Internacional de la Mujer, Andrea tomó la decisión de hacer una estrategia que mostrara todos los ataques vive en su trayecto en transporte público o en las calles de la Ciudad.

Cada expresión violenta es publicada en su Instagram acompañada del lugar donde sucedió y un cuadro rojo para transformarla, visualmente en una alerta, que pueda notarse mezclada con las imágenes de su mascota, de sus amigas o de ella misma.

Y posteriormente invitó a más mujeres a colaborar con el proyecto y contar su experiencia.

El fin es reunir, en un año, todos los cuadros rojos que ella ha subido de manera individual por un lado, y lo que otras mujeres han publicado, por otro, para crear una instalación artística que podría exponerse en distintos lugares de la Ciudad.

“Para mí el acoso es sólo un nivel en la escala de violencia. Me parecía que muchas veces permanecemos pasivos o pasivas al recibir esta violencia, que a veces responde a una serie de obstáculos institucionales para hacer denuncias de forma legal o con las autoridades correspondientes, a veces son muchas agresiones en un sólo día que no podríamos denunciar cada que pase”, añadió la joven.

A 10 meses de haber comenzado el proyecto, la joven ha apuntado 47 acosos propios, aunque otras jóvenes han publicado más de 100.

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