La basura, sobre todo los Desechos Sólidos Orgánicos (DSO), representan un severo problema para la salud pública y el medio ambiente, pero por su volumen, son una opción viable para generar biocombustibles, en sustitución del uso de comestibles que provocan un grave conflicto ético ante las necesidades alimenticias de la población, asegura Gerardo Saucedo Castañeda.
El Profesor Distinguido de la UAM sostiene que la generación per cápita y la composición de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) es de un kilo y medio al día por persona y la mitad de éstos son orgánicos.
La Secretaría de Medio Ambiente del Gobierno capitalino en el inventario de 2014, precisa que 52.4 por ciento son residuos de comida, jardines y materiales orgánicos similares; 13.8 por ciento, papel, cartón y productos de papel; 10.9 por ciento plásticos; 1.4, textiles; 5.9 por ciento, vidrios; 1.7 por ciento, aluminio; 1.1 por ciento, metales ferrosos, 0.6 por ciento, otros metales no ferrosos y 12.1 por ciento otro tipo de basura.
12,500 TONELADAS DE RSU POR DÍA EN EL VALLE DE MÉXICO
En el caso de la Ciudad de México y la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) son generadas 12,500 toneladas de RSU por día, de los cuales entre 6,000 y 6,500 son Desechos Sólidos Orgánicos que se confinan en la planta de compostaje del Bordo Poniente, a nivel nacional la generación de éstos es de 30 millones de toneladas al día.
Los desechos son desperdicios o sobrantes de la actividad humana que se clasifican en gases, líquidos y sólidos orgánicos que deterioran el ambiente. El mal manejo de la basura propicia el desarrollo de fauna nociva: ratas, insectos, moscas y mosquitos, entre otros animales transmisores de enfermedades.
Foto: Grupo SACSA
CONTAMINANTE Y RECURSO
El experto acota que es necesario considerar la basura no sólo como un contaminante, sino también como un recurso, ya que por medio de diversos procesos es factible la recuperación de compuestos con valor agregado, entre ellos biocombustibles líquidos –bioetanol y biodiésel– gaseosos –metano e hidrógeno-, entre otros, además de su uso como abono.
En busca de cambiar la visión sobre la basura, el ingeniero en alimentos por la UAM recordó que se han desarrollado investigaciones diversas para ofrecer un uso concreto; de 2013 a 2015, durante diversas épocas del año, evaluó la caracterización de la composta producida en la Planta de Compostaje del Bordo Poniente (PCBP), para conocer la estabilidad del material para su empleo en jardines y determinar la presencia de microorganismos.
Los estudios determinaron que la composta cumple parcialmente la norma nacional e internacional al ser estable, con escasa producción de CO2 derivado de la actividad microbiana presente, que la hace óptima a emplearse como mejorador de suelos en parques y jardines, en trabajos de reforestación y de biorremediación.