Detalla la Organización Mundial de la Salud (OMS): “La actividad humana, en particular el consumo de combustibles fósiles, ha liberado cantidades de CO2 y de otros gases de efecto invernadero suficientes para retener más calor en las capas inferiores de la atmósfera y alterar el clima mundial”.
En este sentido, la Organización Meteorológica Mundial subraya que los años 2015, 2016, 2017 y 2018 han sido los cuatro más cálidos jamás registrados.
RELACIÓN DEL CALOR EXTREMO Y LAS ALERGIAS
“La tendencia de la temperatura a largo plazo es mucho más importante que la temperatura de cada año y esa tendencia es al alza”, manifiesta Petteri Taalas, Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
“Los 20 años más cálidos de los que se tienen datos se han registrado en los últimos 22 años. El ritmo del calentamiento en los últimos cuatro años ha sido excepcional, tanto en la superficie terrestre como en los océanos”, expone.
La Organización Mundial de la Salud señala que las temperaturas extremas del aire contribuyen directamente a las defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas de edad avanzada.
Así, la OMS indica que durante la ola de calor que sufrió Europa en el verano de 2003 se registró un exceso de mortalidad cifrado en 70 mil defunciones.
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