El camino de México hacia la unidad nacional

 

Lorenzo Carrasco en MSIA Informa

En las elecciones del primero de julio, la población mexicana se volcó masivamente en apoyo del candidato Andrés Manuel López Obrador (AMLO), otorgándole un mandato pleno, dada la enorme mayoría alcanzada en la Cámara de los Diputados y el Senado de la República. El voto, es un reflejo claro del hartazgo general contra las políticas sufridas por la población en los últimos 25 años, sobre todo la corrupción galopante y la pobreza generalizadas; fue así un voto de esperanza que se podrá cristalizar si se logra construir una unidad nacional plena.

 

Si bien es claro que desde la Independencia nacional, pasando por la Reforma y la Revolución, el país nunca alcanzó ese anhelo de unidad, también es cierto que la presente crisis no tiene precedente en la historia de México y si se busca esa Cuarta Transformación de la que nos habló López Obrador durante la campaña electoral, es imprescindible la superación de esas divisiones históricas.

 

¿Dónde está la fuente de esta unidad? El único documento que es unánime para todos los mexicanos es Los Sentimientos de la Nación, del cura José María Morelos y Pavón. Ahí se encuentran las bases del proyecto histórico del México Independiente: sus anhelos, misiones y designios. Los desvíos de esa ruta siempre nos llevaron a pérdidas territoriales y de soberanía. A pesar de los tropiezos sangrientos inspirados en un laicismo radical, las tradiciones de un pueblo guiado por aquellos principios establecidos por el Siervo de la Nación, no fueron vencidos, aún a costa de la guerra religiosa.

 

En esas fuertes tradiciones culturales y espirituales se basa nuestra Soberanía Fundamental con mayúsculas. Gracia a ello no fuimos disueltos en los designios de la predestinación calvinista, del excepcionalismo y del destino manifiesto de los Poinsett y los Morrow. Y es ella la que nos permitirá salir incólumes de la trampa neoliberal y de los tratados de libre comercio que se nos ofrecían como una engañosa modernidad globalizada. Son esos Sentimiento de la Nación, estructura de la soberanía fundamental lo que fortalece a la patria y la familia, para superar las adversidades.

 

Por eso, el repudio manifiesto en las elecciones a los aspectos económicos y éticos que la globalización injertó en la vida nacional, también debe incluir el repudio manifiesto a la contracultura de la globalización, el aborto, el matrimonio igualitario, la ideología de género y la legalización de las drogas. Pensar una Cuarta Transformación histórica de México, conviviendo con estos atentados contra la salud de la familia, convertiría esa pretensión en una opereta política de cuarta categoría, fomentando la desunión nacional. Esperemos que López Obrador cumpla la promesa de “arrodillarse ahí donde se arrodilla el pueblo de México” y sea un seguidor fiel del Siervo de la Nación.

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