Mouris Salloum George*
1945: El partido será Revolucionario Institucional. Su candidato al 46, Miguel Alemán Valdés. Cambia la naturaleza política del régimen: Alemán será el primer presidente civilista.
A meses de su ejercicio, el Presidente civil echa mano del Ejército para la represión: Ataca al movimiento obrero; con más saña, a los ferrocarrileros. Será la marca de la casa.
Sucesión presidencial de 1952. Leer estos nombres: José Muñoz Cota, Pascual Miravete, profesor Manuel Chávez Campos, periodista Francisco Martínez de la Vega, Constituyente Ignacio Ramón Praslow. Del ala juvenil, Carlos Monsiváis.
Con esa pléyade de civiles, están los generales Marcelino García Barragán y Celestino Gasca.
Son, esos hombres, representativos de la primera resistencia contra el PRI. Forman parte de la Federación de Partidos del Pueblo, que respalda la candidatura del general de la Revolución, Miguel Henríquez Guzmán.
El ejército es lanzado contra los contingentes populares que denuncian el fraude electoral.
Hacia finales de los setenta, el discurso cívico todavía identifica al Ejército mexicano como “el pueblo en armas”, dado su origen social-revolucionario.
Es hasta la sucesión presidencial de 1988 cuando se pretende que Miguel de la Madrid apele a las Fuerzas Armadas para sofocar la disidencia electoral contra el PRI. El Presidente se niega.
Nuevamente, en 2006, de sucesión presidencial, se incita a Vicente Fox a lanzar las fuerzas castrenses para la toma de la Ciudad de México. El guanajuatense se resiste.
De diciembre de 2006 hasta 2018, las Fuerzas Armadas son distraídas de su misión fundamental -de “salvaguarda de la patria”-, para ocuparlas en tareas de Seguridad Pública: Paga, con su prestigio y respetabilidad, la ineficacia de la autoridad civil.
El Instituto Nacional Electoral confía en el Ejército aspectos logísticos para garantizar a los mexicanos elecciones pacíficas.
El Estado Mayor Presidencial vela por la seguridad de los candidatos que así lo han solicitado.
Ronda sobre el crispado territorio nacional el espectro de huichilobos. El Ejército mexicano, ¿sigue siendo “el pueblo en armas”? Hacemos votos porque así sea: Las Fuerzas Armadas son salvaguarda de las instituciones.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.