El euro en un mundo multipolar

 

Mario Lettieri y Paolo Raimondi

En su último discurso sobre el estado de la Unión Europea (UE) en el Parlamento de Estrasburgo, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker transmitió un mensaje de gran importancia geopolítica y no puede ser ignorado.

 

Según dijo, “el euro debe tener un papel internacional. Ya es usado de varias maneras por más de 60 países. Es hora de volverse el instrumento monetario de una Europa nueva y más soberana”.

 

Amplió: “Es absurdo que Europa pague en dólares el 80% de sus cuentas de energía, es decir, casi 300 mil millones de dólares por año, cuando nuestras importaciones de energía de los EUA son apenas el 2% del total. Es igualmente absurdo que las empresas europeas compren aviones europeos pagando en dólares en lugar de euros”. De hecho, un fuerte argumento.

 

Ciertamente, puede decirse que durante su mandato, Juncker no ha sido el mejor piloto de la UE, ni el más osado o coherente. Por lo tanto, se le pueden hacer críticas legítimas y justificadas. Sin embargo, sus recientes observaciones dejan un pesado legado, el cual el próximo el próximo presidente del gobierno europeo no puede ni debe ignorar, y lo mismo se aplica al futuro Parlamento Europeo.

 

El euro, reforzado por mejoras necesarias en el sistema y apoyado por una economía europea más fuerte, podría convertirse en “palanca” de una reforma multipolar del sistema monetario internacional. De esta forma, sería más eficaz apoyar las políticas del grupo BRICS para cambiar la gobernanza económica y monetaria del mundo, todavía dominada por el dólar. De hecho, los BRICS ya operan parcialmente entre sí con las respectivas monedas nacionales. Ellos saben, sin embargo, que sin una alianza activa con Europa y sin el euro, hay pocas oportunidades de modificar el sistema.

 

En cuanto a eso, debe observarse que los continuos conflictos comerciales, combinados con un unilateralismo monetario de la Reserva Federal de los EUA, probablemente, derrumbarán muchas economías emergentes. Ya existen reacciones importantes y legítimas en todos los continentes, acelerando una “desdolarización” de la economía mundial.

 

China, por ejemplo, además del uso progresivo del yuan en muchos acuerdos comerciales internacionales, trabaja cada vez más para ignorar al dólar en el sector de la energía. La Bolsa Internacional de Shangai lanzó futuros de petróleo crudo denominados en yuan. En solamente seis meses, el sector de negocios cerrados en yuan llegó a 10% del total.

 

Hasta el banco más importante de inversiones estadounidense, el Goldman Sachs, considera la existencia de un repentino cambio en las inversiones extranjeras en los títulos del Tesoro de los EUA, hacia títulos denominados en yuans. En los próximos años, se estima una gran probabilidad que los títulos chinos lleguen a una cantidad superior al billón de dólares, obviamente, en detrimento de los títulos del gobierno de los EUA.

 

De hecho, todos los países afectados por las sanciones de Washington están buscando una alternativa a la moneda estadounidense. Irán e Irak eliminaron al dólar como moneda principal de su comercio bilateral. Bagdad reafirmó su pretensión de operar con el rial iraní, el dinar iraquí y el euro.

 

En el comercio petrolero, Teherán está cambiando al dólar por el euro en los pagos internacionales. India también paga en euros el petróleo importado de Irán, su tercer mayor proveedor, y está proponiendo pagar en rupias.

 

El presidente turco Recep Erdogan es otro propagandista de la “desdolarización”. Turquía se está preparando para usar las monedas nacionales en las transacciones con sus principales socios comerciales, China, Rusia, Irán y Ucrania.

 

Se trata de un proceso objetivo, el cual prescinde de quien está actualmente al comando de esos países.

 

Por su parte, Rusia observa al dólar volviéndose un instrumento de presión, no solamente contra adversarios geopolíticos, sino también contra los aliados de los EUA. Moscú informa que sus empresas industriales pasarán a usar monedas nacionales para el pago de operaciones con Turquía.

 

En cuanto a eso, los países petroleros del Golfo están discutiendo nuevamente la idea de la creación de una moneda única. Sinduda, para ellos, es difícil apartarse en solitario del dólar, pero si decidieran hacerlo en conjunto, toda la región podría desempeñar un prominente papel en la economía global.

 

Hoy, el mayor obstáculo a la “desdolarización” es la inestabilidad de las tasas de cambio. La fuerte desvalorización de las monedas de muchos países en desarrollo en relación al dólar y al euro todavía funciona como un poderoso freno. Al mismo tiempo, mientras tanto, los comportamientos proteccionistas de Washington, inevitablemente, empujan al resto del mundo hacia una búsqueda de formas alternativas al dólar, tal y como lo observó recientemente el importante periódico suizo Neue Zuercher Zeitung.

 

Incluso los mismos economistas del Banco Mundial afirman que el proceso de “desdolarización” ya empezó y no puede ser interrumpido. Según dijeron, 70% de todas las transacciones en el comercio mundial se hacen en dólares, 20% en euros y el restante está dividido entre monedas asiáticas, especialmente el yuan. Hasta ahora, el comercio de petróleo y otras materias primas se hace casi exclusivamente en la moneda de los EUA, pero eso no se mantendrá a largo plazo.

 

Europa no puede quedarse viendo por la ventana esta tendencia.

 

Objetivamente, pensamos que puede abrirse una “carretera” hacia el bloque europeo, si hubiera una adecuada voluntad política.

Noticias relacionadas

Comenta