El ministro de Salud de Brasil es destituido por sus serias discrepancias con Bolsonaro

 

Un médico no abandona nunca a su paciente.

Esta frase es la que mejor define la postura del exministro de Salud brasileño, Luiz Henrique Mandetta. Las abismales diferencias que enfrentó desde el inicio de la crisis del coronavirus con su jefe, el presidente Jair Bolsonaro, vaticinaron desde hace semanas su salida.

 

Mandetta, un médico de 55 años, defendió a capa y espada que el único camino que tiene para luchar contra la pandemia es la ciencia.

 

IGNORA RECOMENDACIONES OMS

Defensor de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el exministro abogaba por el aislamiento social para frenar la pandemia, que ha dejado más de 1.700 muertos en Brasil y superado los 28 mil contagiados.

 

Bolsonaro, por su parte, se dedicó a ignorar de tajo las recomendaciones del Ministerio de la Salud.

Sale a pasear, da la mano a los brasileños, provoca aglomeraciones y presiona a los gobernadores para que ablanden sus políticas de aislamiento social.

Atajar los efectos negativos de la pandemia en la economía es su prioridad.

 

uso de la cloroquina

Otra gran discrepancia entre ambos fue el uso de la cloroquina o la hidroxicloroquina, fármacos utilizados contra la malaria, para tratar el covid-19.

 

Bolsonaro ha elogiado estos medicamentos –a pesar de que su eficacia todavía no se ha demostrado–, mientras que Mandetta se mostró siempre reticente y criticó su uso irrestricto.

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