El sistema del dólar se arrastra

 

Cuando hasta un economista del megabanco estadounidense JP Morgan, el mayor de los “demasiado grandes para caer”, admite que la era del dólar como moneda del comercio internacional está llegando a su fin, esto significa que algo importante está realmente cambiando en el sistema monetario mundial.

 

El dólar ha sido la moneda de reserva dominante desde hace casi un siglo. Pero Craig Cohen lo dice con todas sus letras: “el dólar puede perder su status de principal reserva de valor internacional”.

 

Una causa no secundaria del declive, es el creciente poder de las economías asiáticas, en particular, China y Japón. Hoy, la región asiática como un todo, se incluye también a Rusia, detenta más del 50% del PIB mundial. Y, como se sabe, las monedas locales se usan cada vez más para el comercio interno en esta vasta área.

 

La otra razón está en la gigantesca deuda pública estadounidense, la cual llega a los asombrosos 22 billones de dólares, lo que, inevitablemente, vuelve más vulnerable al dólar y lo hace menos atractivos para los inversionistas.

 

La evidente prueba es la corrida hacia el oro y el aumento de su cotización. Rusa y China encabezan esta corrida, y han aumentado sus reservas del metal en cerca de 70 toneladas en los primeros cinco meses de laño. Aparentemente, en los últimos diez años, la participación del oro en las reservas rusas aumentó casi 10 veces. Hoy, el Banco Central de Moscú posee 2 190 toneladas de oro, cuyo valor es del orden de 90 mil millones de dólares, equivalente a la quinta parte de las reservas rusas.

 

En 2018, el Banco Central ruso redujo a la mitad sus reservas en dólares, pasando de 45.8% a 22.7%, sustituyéndolas por oro (de 21.7 % a 31.7%) y al yuan (de 2.8% a 14.2%).

 

China ha comprado decenas de toneladas de oro desde enero, una parte destinada a las reservas del país. China tiene cerca de 2000 y todavía hay mucho espacio para aumentar la proporción, pues el oro representa solamente el 3.5% de las reservas chinas.

 

Sin embargo, la gran concentración todavía se encuentra en EUA, con cerca de 8 200 toneladas, equivalentes a más del 70% de las reservas estadounidenses. Un porcentaje similar también se aplica a Alemania. En Italia, son cerca de 2 450 toneladas, representando el 66% de las reservas nacionales. Pero prosigue aceleradamente la tendencia mundial de sustituir el dólar por oro y otras monedas en la composición de las reservas.

 

La progresiva pérdida de confiabilidad del “sistema del dólar” se demuestra por la distancia recorrida por muchos inversionistas institucionales internacionales, en relación a los títulos del gobierno de los EUA. En el pasado, Rusia era una de las mayores inversionistas en títulos del Tesoro. En 2010 Tenía 176 mil millones de dólares; hoy no pasa de 12 mil millones: China, la mayor poseedora mundial de títulos del Tesoro, los ha vendido en proporción de decenas de miles de millones por mes. En los últimos dos años, el nivel llegó a una baja histórica, cayendo hasta 1.1 billones de dólares, menos de la mitad del pico de la década pasada.

 

Incluso los aliados más cercanos a los EUA comienzan a tener dudas sobre la confiabilidad del sistema financiero estadounidense. Gran Bretaña redujo su cartera de títulos del Tesoro en 16 300 millones de dólares, en abril último. Japón, el segundo mayor acreedor de los EUA, hizo lo mismo.

 

De acuerdo con el Departamento del Tesoro de Washington, el mismo descontento se manifiesta también en la Bolsa de Valores de Wall Street, donde en los últimos 13 meses inversionistas extranjeros vendieron cerca de 215 mil millones de dólares en acciones de empresas estadounidenses, especialmente de sectores de alta tecnología.

 

A pesar de todo esto, Donald Trump aspira a una desvalorización del dólar. Así, piensa, los estadounidenses comprarán menos mercancías en los mercados mundiales y las exportaciones del país se volverían más competitivas.

 

En uno de sus más recientes tuits, afirmó que “China y Europa juegan con la gran manipulación monetaria e introducen cantidades de dinero nuevo en sus sistemas, para competir con los EUA”. El presidente estadounidense, por tanto, pide que se impriman más dólares y que ellos compren otras monedas, volviendo más conveniente a los inversionistas extranjeros cambiar sus monedas por dólares.

 

Sin embargo, muchos, incluso en los EUA, observan que un dólar desvalorizado no es la solución, sino solamente el camino más seguro para aumentar los precios internos, pues las importaciones estadounidenses son, en gran parte, productos semiacabados que entran en los procesos de producción nacional. Pero Trump no los ve.

 

Si, además de la guerra arancelaria, hubiera una guerra de divisas, la estabilidad económica global podría entrar en una peligrosa zona de riesgo y, con ella, evidentemente, también el papel del dólar.

 

A propósito, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, fue muy claro. “Consideramos el acuerdo internacional para evitar desvalorizaciones competitivas de moneda como un pilar del multilateralismo”. Palabras atinadas.

*MSIa Informa

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