Se repitió la denuncia en distintas juntas estatales de farmacias de los Estados Unidos: hubo un aumento inusual de las recetas de hidroxicloroquina y cloroquina, una familia de medicaciones contra la malaria cuyo uso para combatir el COVID-19 está actualmente en estudio. Y muchas de esas recetas fueron escritas por los médicos los enfermeros para ellos mismos y para sus familiares.
“La acumulación se volvió tan preocupante en Idaho, Kentucky, Ohio, Nevada, Oklahoma, Carolina del Norte y Texas que las juntas de farmacias de esos estados emitieron restricciones de emergencia o guías sobre cómo se puede dispensar ese medicamento”, informó The New York Times. “Y se espera que más estados sigan ese ejemplo”.
Algo similar sucede con otras drogas como el remdesivir y la azitromicina, que sirven para distintas enfermedades, aunque todavía la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) estudia si serán aprobadas para luchar contra la pandemia del nuevo coronavirus. “Es una cuestión real, no el producto de unas pocas manzanas podridas”, dijo al Times Jay Campbell, director ejecutivo de la Junta de Farmacias de Carolina del Norte.
“Sin dudas nuestros miembros están viendo una demanda mayor de esta medicación, y posiblemente alguna gente está tratando de acapararla“, dijo a NPR Todd Brown, director ejecutivo de la Asociación Independiente de Farmacéuticos de Massachusetts. “Estamos viendo un aumento en los pedidos y las recetas en instancias que no dejan en claro por qué el paciente las necesita en este momento”, agregó.
Además de los estados que han tomado medidas para limitar las recetas inapropiadas de hidroxicloroquina —que comenzó a faltarles a los pacientes que la usan para el lupus y la artritis reumatoide—, la Asociación Nacional de Juntas de Farmacias (NABP) de los Estados Unidos hizo una advertencia a todos sus miembros en el resto del país.
“A partir de denuncias recibidas desde esos estados, los farmacéuticos tienen una idea bastante acertada con respecto a lo que están viendo: profesionales que hacen recetas para ellos mismos o sus familiares y acumulan estas medicaciones, en lugar de recetarlas a sus pacientes”, dijo Carmen Catizon, directora ejecutiva de NABP.
“Es vergonzoso, eso es lo que es” dijo a ProPublica Garth Reynolds, director ejecutivo de la Asociación de Farmacéuticos de Illinois, que el sábado comenzó a recibir llamadas y correos electrónicos de sus integrantes sobre recetas dudosas. “Y es completamente egoísta”.
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Fuente: Infobae