Marco Antonio Escobedo Palma
Hace dos semanas tenía un fuerte dolor debajo del ombligo. Ante ello, fui al médico, al Hospital General Donato Guerra Alarcón , y el experto me dijo que tenía una fuerte infección en las vías urinarias y me recetó tres medicamentos, dos para la infección y uno para el dolor. Cabe señalar que en ese momento ya tenía mi Seguro Popular y que ahorita vivo en la zona conocida como La Vacacional de la ciudad mexicana de Acapulco (donde se encuentra el Hospital Donato). Era la primera vez que necesitaba del Seguro Popular. Para ese entonces algunas personas me habían comentado que vieron llegar a la farmacia de dicho centro médico muchas cajas con medicamentos.
Tras mi consulta con el médico, muy profesional, me dirigí a la farmacia del Donato Guerra, entusiasmado porque creí me iban a dar los medicamentos gratis. Pero al llegar ahí, una mujer morena, algo pasada de peso, me dijo que no había ningún medicamento, de los 3 que me recetó el doctor. Lo que me llamó la atención de esta fémina fue que yo ni si quiera noté que leyera la receta que me había dado el médico, parecía como si esa fuera una respuesta automática, a la que agregó: “usted debe comprar los medicamentos afuera”.
¿NO LOS QUIEREN DAR?
Bueno, tras mi decepción, me puse a pensar en la forma en cómo esta mujer me dijo que no había ningún medicamento, de los 3 que me recetaron. Lo que llegué especular es que sí había medicamentos, pero que no los querían dar. Hoy regresé a dicho nosocomio y volví a preguntar en la farmacia si había alguno de los tres medicamentos que me recetó el experto en medicina y me volvió a atender la mujer morena y algo pasada de peso y me dijo lo mismo que en la otra ocasión en la que le pregunté lo de mis 3 medicamentos, que no había ninguna de esas medicinas. Lo curioso es que yo vi la farmacia llena de medicamentos y que noté la misma respuesta automática de esta mujer que la otra vez. Pero en esta ocasión le insistí, la presioné preguntándole ¿para cuándo hay alguno de los 3 medicamentos? y elevé un poco mi tono de voz.
Ante esto, la mujer, por fin, se dio “el lujo” de leer bien la receta que me dio el médico y me dijo: “deje veo si hay alguno de los 3 medicamentos que le recetaron”, y fue a revisar, por fin, si había alguno de los tres medicamentos que me recetó el doctor. ¿Cuál fue mi sorpresa? Sí había, según ella, solo un medicamento de los 3 que me recetó el doctor, uno para la infección en la vías urinarias. Lo que ahora noté de esta mujer es que cuando buscó las medicinas parecía como si quisiera “economizar” las medicinas y esto hace pensar que esta gente quiere quedarse los medicamentos para algún fin (para venderlo, para su familia…). Pero si este es el caso, la señora pasada de peso es solo un peón, hay más gente involucrada en toda esta red de corrupción. También, está la otra posibilidad, que a esta mujer le haya dado flojera y no haya querido “atenderme bien”. Las dos posibilidades son muy preocupantes, porque ¿cuánta gente enferma se habrá quedado sin medicinas ante esta situación?
Yo en lo personal, opino que lo que me pasó en el Hospital General es parte de una red de corrupción. Pero según el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, la corrupción hoy ya se acabó en México. Personalmete, opino que hoy la corrupción está peor que en los tres sexenios anteriores en el país y que esta es una mentira más del mandatario AMLO. Este fue mi relato, espero te sirva para exigir tus derechos.
¿Tú qué opinas de todo esto? ¿Fue flojera de la mujer para atenderme o es una red de corrupción?
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