Argentina avanza con su programa y lo considera una prioridad de Estado. Evidencia de esto es la longevidad del director ejecutivo y técnico de la Comisión nacional de Actividades Espaciales (Conae), Conrado Varotto, en el cargo desde 1994. En entrevista al sitio Perfil.com del 26 de junio pasado, habló sobre los avances y la agenda del programa argentino.
Varotto, de 75 años, nació en Italia, pero vive en Argentina desde los nueve años de edad y destaca que el país “me dio todo”. Doctor en Física por el renombrado Instituto Balseiro, estudió en la Universidad de Stanford (EUA) y al regresar a Argentina concibió la idea de crear una empresa de tecnología inspirada en las que estaban surgiendo en el Valle del Silicio. De ahí surgió la Invap, empresa de capital mixto con sede en Bariloche, la cual se ha especializado en el desarrollo de tecnologías avanzadas en varias áreas, como la nuclear, aeroespacial, energía, etc.
En el Conae, ha encabezado los proyectos que lograron poner en órbita cuatro satélites para la observación de la Tierra. Su iniciativa más reciente fue presentar con su equipo el ambicioso Plan Nacional Espacial para el período 2016-2027, que prevé avances en la construcción de satélites de la misión Saocom y experimentos con el vehículo lanza-satélites Tronador II.
Aparte, la CONAE está trabajando en un nuevo concepto de arquitectura segmentada, que consiste en desarrollar satélites pequeños y livianos, capaces de trabajar en red y crear un sistema satelital. La idea es que los pequeños satélites puedan trabajar en forma coordinada, de modo que puedan cumplir las mismas funciones de los satélites mayores, pero con menos tiempo de desarrollo y menor costo.
“La actividad espacial que la Conae desarrolla tiene como objetivo tener un impacto en las actividades socioeconómicas del país, en el uso de la ciencia y tecnología de punta, pero orientada a las necesidades concretas. El objetivo de la Conae no es producir conocimiento y venderlo a quien lo pague, pero si trabajar con base en el concepto de bien público, de prestar un servicio”, explicó Varotto.
SATÉLITES PARA LA OBSERVACIÓN DE LA TIERRA
En este sentido, destacó la construcción de satélites para la observación de La Tierra, los Saocom 1A y 1B que serán lanzados en 2017 y 2018, respectivamente, e integrarán el Siasge (Sistema Ítalo-Argentino para la Gestión de Emergencias), con aplicaciones en agricultura, geología y clima.
“Tenemos un programa qe se llama 2Mp (de dos millones de chavitos), dirigido a jóvenes de 8 a 16 años, para que aprendan a usar la información espacial generada por los satélites de observación en sus actividades diarias”, afirmó Varotto. Amplio que aún en “las conversaciones con los jóvenes, es común que me pregunten por qué no vamos a Marte. Aunque Argentina no está en condiciones de dar inicio a un programa espacial para ir a la Luna, estamos pensando en proyectos de mayor envergadura para más allá de La Tierra”.
Por tanto, ahora es necesario seguir el concepto de la Agencia Espacial Europea. “Argentina es una gran promotora de la idea de crear una agencia espacial regional y ya se firmaron acuerdos de trabajo con varios países”.
Uno de los aspectos destacados en los planes de la Conae en los próximos años es el desarrollo del cohete Tronador II, que permitirá a Argentina tener un lanzador propio de satélites, siendo el primer país de América latina e adquirir semejante capacitación tecnológica. La Conae prevé que, en agosto de este año, se harán nuevas pruebas con el prototipo VEX5A.
Según Varotto, “en su origen, el Tronador fue pensado como un lanzador de alta precisión con capacidad de poner satélites de hasta 200 kilos en las órbitas que necesitamos, que son las polares. La ventaja es que, en la forma en qué está concebido, es muy fácil darle mayor capacidad, pasando del Tronador II al III, permitiendo que se pongan satélites de hasta una tonelada en órbita (…)
“No es que estemos entrando al mercado de lanzadores por querer competir internacionalmente. Se trata de una necesidad intrínseca del concepto de arquitectura segmentada. Como beneficio adicional, podremos dar servicios a terceros”, dijo. Según el gerente de proyectos de la Conae, Fernando Hisas, el Tronador II debe entrar en actividad comercial entre 2018 y 2020.
TECNOLOGÍA SATELITAL
Durante una jornada organizada por el Encuentro Permanente de Asociaciones Científicas (EPAC) para analizar, debatir y difundir el impacto de la tecnología satelital en la sociedad, Hisas destacó que el programa espacial argentino cuenta con todo el apoyo de todo el sistema científico-tecnológico del país “tanto para el desarrollo de satélites como para monitorear y comandar los instrumentos” (La Nación, 5 de junio de 2016).
Según él, más de 2 mil personas en Argentina son capacitadas en el software del procesamiento de imágenes de satélites (SOPI, en la sigla original), desarrollado por la SUR Emprendimientos Tecnológicos, mediante cursos virtuales y presenciales, estandarizados o bajo pedido. “Estamos orgullosos de contar con este instrumento. Ahora nuestro gran reto es la inoperatividad: que el gran volumen de información producido por lo satélites llegue a los celulares. Todas las instituciones están trabajando en esto”.
A inicios de junio, la Conae puso en órbita dos nanosatélites desarrollados con tecnología propia, lanzados desde China. El proyecto se inició en 2010, cuando dos jóvenes ingenieros argentinos fundaron Satelllogic, una empresa incubada en Invap y orientada al desarrollo de pequeños satélites para prestar servicios específicos a diversos sectores productivos.
Desde su creación, Satelllogic ha contado con financiamiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MCTI) y sus resultados muestran la importancia del apoyo continuo del Estado al sector científico y tecnológico.
(A propósito, el actual titular del MCTI es el químico Lino Barañao, quien está en el cargo desde 2007 y fue ratificado por el nuevo gobierno de Macri).
Según los dirigentes del sector, los objetivos mayores del programa espacial argentino se cumplirán cuando el país sea capaz de poner en órbita sus propios satélites mediante el Tronador II.
La orientación y el compromiso de continuidad del gobierno argentino con su programa espacial representan una lección fundamental para el éxito de cualquier empresa del género.
