Desde los 6 años, Oliver Santos habitó en la colonia Ciudad Renacimiento, una de las más peligrosas y violentas de Acapulco, Guerrero y de la nación. En 2014 se fue a Cuernavaca, Morelos a estudiar ingeniería mecatrónica en el Tecnológico de Monterrey. En estos 3 años, Oliver ha tenido participación y ganado concursos en la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos y ha efectuado estancias de verano en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés), por su trabajo en el diseño y creación de vehículos fuera de este mundo.
El chico constituye uno de los más de 900 estudiantes del Tec de Monterrey que son parte de su programa Líderes del Mañana, que beca al 100% a estudiantes de excelencia. El objetivo no sólo es darle una oportunidad a jóvenes talentos en contextos adversos, como Oliver, sino que además incidan positivamente en sus localidades.
En entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, Oliver narra que en su primer semestre tuvo participación en el MATE International ROV Competition, con el desarrollo de un vehículo submarino operado remotamente. En 2015, aunque no logró acudir a la competencia en Canadá, su equipo obtuvo el Premio al equipo más innovador.
Santos también se ha dado a la tarea de participar en un programa insignia del Tecnológico de Monterrey, el NASA Human Exploration Rover Challenge, donde su equipo diseñó y creó un vehículo de exploración terrestre. “El robot debía contar con un sistema de telemetría, el cual se encarga de detectar con un sensor el entorno hipotético al que se enfrenta un astronauta en un terreno como el de Marte: clima, velocidad del viento y otras variables”.
El año pasado, su equipo se dio a la tarea de viajar al Centro Espacial Marshall de la NASA, en Alabama, Estados Unidos donde pudo obtener el reconocimiento al mejor sistema de telemetría de la competencia. “Fue una gran experiencia”. El año pasado se postuló para hacer una estancia en el MIT, que se encontró enfocada a la investigación en nanotecnología.
Esas son sus áreas de interés, proyectos ligados con robótica y exploración, que lo motivaron a estudiar ingeniería mecatrónica. Su interés se produjo debido a que su papá es técnico en electrónica, por lo que desde pequeño tuvo contacto con aparatos electrónicos. “De ahí mi pasión por la electrónica, robótica y, en general, por la tecnología”.
Oliver regresa a Ciudad Renacimiento cada temporada vacacional o “puente” para ver a su familia. El entorno aciago se ha recrudecido en su comunidad, no obstante, en vez de alejarse más, se involucra con ella. “Ahora el ambiente es muy complicado debido a la violencia que se vive todos los días, donde casi a diario se arrebata una vida”.
Con su comunidad, familia y amigos, ha estado buscando transmitir un mensaje: “para sobresalir en un lugar así no es necesario dañar al prójimo, sino por el contrario, hacer algo que impacte positivamente a los demás”.
Oliver lleva avanzada buena parte de su formación académica en Cuernavaca y posee como meta dedicarse a la investigación y desarrollo de nuevas ideas innovadoras en su área. Ahora ya está incubado a una empresa de drones para la industria agrícola, que busca consolidar.
“El Tecnológico de Monterrey nos ha dado una oportunidad a muchos en situaciones similares a la mía y espero que cada vez se postulen y apoyen a más, no solo para obtener estos beneficios y que salgan adelante, sino para que cultiven una nueva ideología de vida y la compartan con su entorno”. Fuente: http://ciudadanosenred.com.mx