España, en su peor momento por el coronavirus

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La Madrid de los bares, de las cañas, de los abuelitos al sol hoy no existe. No solo por lo que ya no hay -nadie camina por la Puerta del Sol, los bares están cerrados y los abuelitos amenazados- sino por lo que ahora sí hay en Madrid. Un hangar gigante en el que solían hacerse las ferias de turismo y congresos internacionales es ahora un hospital de campaña, colmado de pacientes infectados a los que nadie puede visitar. Al lado, a sólo cuatro minutos en auto, un shopping con restaurantes, negocios y cines es ahora una morgue masiva. Es que la pista de hielo -donde iban a patinar los niños en la vieja Madrid- tiene el frío necesario para el mantenimiento de los cadáveres que no dan abasto en enterrar.

España ya es el segundo país del mundo con más víctimas fatales por coronavirus (después de Italia). Esto quiere decir que superó a China en muertes, con 3.434 fallecidos. Los contagios ascienden a 47.610, y una de los temas que más preocupa ahora es el contagio de los profesionales de la salud, piezas claves en medio de una pandemia: unos 4.000 enfermeros dieron positivo,un 12% del total de enfermos en España.

—¿Viste alguna vez algo así?

—Nunca—contesta Nerea del otro lado de la pantalla, y hace un “no” sostenido con la cabeza.

—¿Cómo lo describirías?

—Una guerra, parece un escenario de guerra.

Quien conversa con el portal Infobae, después de un arduo día de trabajo en Madrid, es Nerea Álvarez, enfermera desde hace 16 años. Es de noche y está en su casa alejada de su marido, Marcello, que es italiano oriundo de Bérgamo, la otra zona roja en el mapa del coronavirus.

Nerea arrancó -igual que muchos españoles- minimizando la situación pero terminó llorando frente a una pantalla con su madre y con sus amigos,pidiéndoles que no salieran de casa, que no se fueran de vacaciones y esparcieran el virus por el país, rogando a las autoridades que cerraran la ciudad. La cronología de lo que cuenta podría servir para que muchos argentinos que siguen violando la “cuarentena total”, tomen dimensión de lo que sigue.

“Al comienzo lo infravaloramos todos. Decíamos ‘bueno, de esta se sale’, ‘muere más gente por gripe’. La gente no pensaba más allá de ellos mismos: ‘Soy joven, si lo cojo me salvo’. El drama vino después, nadie pensó que era tan contagioso”, arranca. Los españoles todavía se sentían lejísimos de lo que estaba pasando en China, incluso de lo que estaba pasando en la vecina Italia. Pero por su marido, que estaba pendiente de la salud de sus padres en el norte de Italia, Nerea empezó a alarmarse.

Las personas usan barbijos mientras pasan por la Puerta del Sol durante el estado de alarma para combatir el brote del coronavirus en Madrid (REUTERS/Sergio Pérez)

“Iba a ir a la marcha por el Día de la Mujer, que acá fue masiva, y decidí que no. Lo de Italia ya no se veía bien”, cuenta. Igual ese día -el mismo en que pusieron las restricciones de circulación en Italia- en España no sólo transcurrió la manifestación por el 8M: estuvieron abiertos bares, discotecas, hubo fiestas. “Seguíamos con nuestra soberbia como país y decíamos ‘pues Italia no tiene nuestro sistema sanitario”.

En los hospitales empezaron a tomar medidas de protección cuando llegaba un paciente con síntomas -se ponían los trajes especiales- pero no en los consultorios donde se hacen los seguimientos a los pacientes crónicos, que es donde trabaja Nerea.

Fuente: Infobae

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