EU: Desorientación espacial ante acuerdos para un mundo multipolar

 

MSIa Informa

La desesperación e histeria de las élites dirigentes de los EU ante la creciente erosión de su hegemonía global, con la progresiva consolidación de un cuadro de poder multipolar y cooperativo, puesto en marcha por la alianza estratégica China-Rusia en torno de la integración física y económica de Eurasia, quedan evidenciados en la sucesión de amenazas y sanciones provenientes de Washington durante las últimas semanas.

 

El éxito del segundo Foro de la Iniciativa Franja y Ruta, realizado en Pekín hacia finales de abril, provocó fuertes conmociones en Washington.

 

Mientras el presidente chino Xi Jinping recibía a 38 jefes de Estado y de gobierno, incluyendo algunos aliados estadounidenses de la Unión Europea (UE), la directora de Planeación de Políticas del Departamento de Estado, Kiron Skinner, describía la rivalidad EUA-China como un inusitado “choque de civilizaciones” con una “potencia no-caucásica”.

 

“En China, tenemos un competidor económico, y un competidor ideológico, quien realmente busca un alcance global que muchos de nosotros no esperábamos hace dos décadas”, afirmó en un seminario sobre seguridad el 29 de abril, reportó el Washington Examiner del 30 de abril.

 

Skinner es líder de una fuerza de tarea que desarrolla un trabajo de relaciones EUA-China basada en el concepto de “potencia no-caucásica”, inspirada en la estrategia de contención de la Unión Soviética establecida en 1947 por el diplomático George Kennan, vigente durante toda la Guerra Fría. La edición más reciente de la Estrategia de Seguridad Nacional de los EUA ya contempla una era de “competencia de grandes potencias”, considerando tanto a China como a Rusia como “potencias revisionistas”, es decir, rebeldes a la hegemonía estadounidense.

 

China responde

La respuesta china no se hizo esperar en la Conferencia sobre el Diálogo de Civilizaciones Asiáticas sostenida en Pekín el 15 de mayo pasado, donde se reunieron representantes de 47 naciones asiáticas y de fuera de la región, incluyendo, nuevamente, europeas. En la apertura, el anfitrión Xi afirmó que “los desafíos globales cada vez más intensos confrontados por la humanidad requieren esfuerzos concertados de países de todo el mundo”, resaltando la necesidad de cuatro aspectos para un futuro compartido para Asia y para toda la humanidad: tratar a los otros con respeto y como iguales; apreciar la belleza de todas las civilizaciones; adherirse a la apertura, inclusión y aprendizaje mutuo; y mantener el paso con la época (Xinhua, 17 de mayo de 2019)

 

“La Historia dice que perseguir una superioridad del propio pueblo y cultura de cada uno causa grandes tragedias a la humanidad. Los principios de mutuo respeto y de trato igual deberían ser comunes a todos, para hacer frente a nuestros retos comunes”, haciendo coro con el italiano Luigi Gambardella, presidente de una asociación empresarial con sede en Bruselas.

 

Otros representantes europeos y de países asiáticos hicieron declaraciones semejantes.

 

Guerra comercial  

Por otro lado, el gobierno de Donald Trump escaló la guerra comercial trabada contra Pekín, un nivel por arriba de la aplicación mutua de aranceles de importación, al prohibir a empresas estadounidenses operar con el gigante chino Huawei, el mayor proveedor de equipos para redes y telecomunicaciones del mundo y líder en el desarrollo de la tecnología 5G.

 

El pretexto, sin sorpresa, es la clásica “amenaza a la seguridad nacional”, quizá, porque los smartphones de Huawei utilizan un nivel de criptografía que dificulta en extremo su intercepción por las agresivas agencias estadounidenses de inteligencia, empezando con la notoria NSA (Agencia de Seguridad Nacional). Por esto, tres grandes empresas estadounidenses quedaron impedidas de proveer sus productos a Huawei –Intel y Qualcomm (semiconductores) y Google (sistema operativo Android)-, pero la gigante china ya informó que está desarrollando su propio sistema operativo, el cual estará disponible hacia finales de año, además de ya disponer de una subsidiaria para la producción de chips, la HiSilicon. Igualmente, vale la pena recordar que la vice-presidente financiera de la empresa, Meng Wanzhou, hija de su presidente y fundador, Ren Zhengfei, está encarcelada en Canadá desde el año pasado, a petición de los EUA, pudiendo ser extraditada hacia el país.

 

La embestida contra la Huawei es parte de una feroz disputa sobre la tecnología 5G, cuya desventaja los EUA pretenden compensar con las sanciones. No obstante, el tiro se les puede salir por la culata, en caso que la empresa china consiga sustituir con producción propia los artículos actualmente adquiridos a empresas estadounidenses.

 

Y el daño todavía podría ser mayor, pues los EUA están transmitiendo al mundo la imagen de un socio comercial no confiable, como lo afirma el economista Richard Wolff, profesor emérito de la Universidad de Massachusetts, quien dijo, “aquí hay un ejemplo terrible de un error de cálculo de los EUA, el cual es mucho mayor al error de cálculo de la guerra arancelaria. Usted está enseñando al resto del mudo a no confiar en hacer negocios con los EUA” (RT, 22 de mayo de 2019).

 

Irán en la mira  

Otra confrontación elegida por el dedo de Washington es contra Irán. En este caso, además de ya estar en vigor las sanciones totales contra cualquier empresa que hiciera negocios con el país persa utilizando dólares, el Pentágono envió al Golfo Pérsico dos grupos de batalla de portaviones y bombarderos B-52, mientras el archi-belicista consejero de Seguridad Nacional John Bolton habla de mandar 120 mil hombres hacia la región. Aunque, en parte, la movilización sea parte de una rotación regular de semejantes fuerzas, ella tiene una clara intención provocadora, esperando algún incidente que justifique una acción militar vengativa.

 

Por otro lado, de acuerdo con el periodista Pepe Escobar del Asía Times Online, fuentes diplomáticas rusas e iraníes le confirmaron la realización de pláticas secretas entre Rusia, China e Irán, involucrando garantías de las dos superpotencias, en caso de que “el ímpetu del gobierno de Trump para estrangular a Teherán hasta la muerte tome el peor rumbo imaginable” (Asia Times, 15 de mayo de 2019).

 

Además, Teherán tiene condiciones de infligir directa e indirectamente serios daños a una eventual fuerza naval invasora y a la infraestructura militar estadounidense y de los aliados de los EUA en el Golfo Pérsico, incluyendo Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos e, incluso a Israel. De modo que, sanciones aparte, cualquier acción militar contra Irán no parece ser una buena opción.

 

El lado positivo, destacado por Escobar, involucra una larga conversación de 90 minutos de Trump con el presidente ruso Vladimir Putin, iniciativa de la Casa Blanca, seguida de una visita del secretario de Estado Mike Pompeo a Sochi, donde se reunió con su colega Sergei Lavrov y con el propio Putin.

 

En la agenda, una nueva reunión entre los dos presidentes, en la cumbre del G-20 en Osaka entre el 28 y el 29 de junio próximo. A pesar de otros intentos de reacercamiento frustrados, se sabe que Trump no comparte la animadversión anti-rusa de los “neoconservadores” que dominan la política exterior estadounidense y, en función de la creciente asertividad del Kremlin en el teatro eurasiático, pudiera ser que su propalado espíritu de negociador lo instigue a marcar postura en esta crucial área, hasta ahora delegada a los ultra-belicistas de la baraja de Bolton, Pompeo y caterva, alejándose de la línea de confrontación permanente fomentada por ellos.

 

Sin duda, una actitud de estas estaría en sintonía con los mejores intereses de los propios EUA, y el resto del mundo respiraría aliviado.

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