EU y su obsesión por la confrontación permanente

 

 

MSIA Informa

Donald Trump no es el presidente preferido del “Establishment” estadounidense, el cual, desde su toma de posesión, se ha empeñado en crearle problemas y, de ser posible, retirarlo de la escena.

 

Empero, esto no significa que represente alguna ruptura objetiva con el sistema de poder instalado desde finales de la Segunda Guerra Mundial, centrado en el “Estado de Seguridad Nacional” y sus tentáculos militares, industriales, de inteligencia, financieros, vinculados a los carteles de materias primas y de alimentos.

 

EXCEPCIONALISMO Y TRUMP

En su singularidad, Trump comparte con el poder anglo-americano la convicción en el “excepcionalismo” de los EUA, la nación “indispensable” y “designada por Dios” para liderar a la humanidad –entendiéndose como tal la sumisión a los designios de Washington y Wall Street.

 

Por ejemplo, no ha cumplido sus cruciales promesas de campaña, como un entendimiento directo con Rusia y un necesario plan de inversión en infraestructura, para reconstruir la base física de la economía nacional, empobrecida debido a la ideología de la sociedad post industrial.

 

La Asociación Americana de Ingenieros Civiles (ASCE) estima que el país necesita invertir 4.6 billones de dólares, solamente para actualizar y recuperar la infraestructura nacional. Si esto no se lleva a cabo, ocasionará daños del orden de los 3.9 billones de dólares y una pérdida de 2.5 millones de puestos de trabajo.

 

Por otro lado le ha dejado las riendas sueltas a los sectores belicistas responsables directos por la prolongación del devastador conflicto en Siria, el hostigamiento permanente contra Rusia y el agravamiento de las tensiones en la Península Coreana, las cuales están lejos de ser superadas, a pesar del oportuno reacercamiento de las dos Coreas. Sin olvidar su contribución personal para mantener cargada la atmósfera en el Gran Medio Oriente, con el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y la inconsecuente amenaza de romper unilateralmente el acuerdo nuclear con Irán.

 

BELICISMO A LA AMERICANA

El lanzamiento de la nueva “Estrategia de Seguridad Nacional” en diciembre pasado, mostró que los EU no tienen ninguna intención de abandonar la hegemonía manu militari cual eje de sus relaciones con un mundo ansioso por menos confrontación y más cooperación para el desarrollo y el progreso.

 

El carácter general de la nueva Estrategia puede evaluarse por la siguiente parte:

“Nosotros estamos enfrentando un creciente desorden global, caracterizado por el declive del antiguo orden internacional basado en reglas –creando un ambiente de seguridad más complejo y volátil que cualquier otro que hayamos vivido en la memoria reciente”.

 

Evidentemente, los autores declinan en comentar que el belicismo estadounidense y las reacciones a él, constituyen una de las principales, si no es que la principal causa del “creciente desorden global”.

 

RUSIA Y CHINA, BLANCOS PRINCIPALES

En particular, el documento apunta como blancos principales a Rusia y a China, “potencias revisionistas” y “competidores hostiles”, que buscan “formatear un mundo antitético a los valores e intereses de los EUA” –por si las dudas, los países empeñados en consolidar una integración físico-económica del eje euroasiático como el núcleo de una nueva fase cooperativa para las relaciones internacionales.

 

Por esto, el Pentágono debe lograr una “combinación de capacidades en escala suficiente para evitar el éxito enemigo”, además de rechazar la idea pos-Guerra Fría de que “todas las guerras serán libradas y ganadas rápidamente, de largas distancias y con bajas mínimas”. El mensaje sin disfraz es: preparémonos para guerras a gran escala.

Noticias relacionadas

Comenta