Europa, en la mira del “tirano” Trump

 

MSIA Informa

Los blancos principales del ultimátum del presidente Donald Tump al momento de anunciar la salida del acuerdo nuclear con Irán, son los aliados europeos de Estados Unidos, ya que China y Rusia son menos susceptibles de ser afectados por nuevas sanciones. La Unión Europea (UE) está alarmada con la perspectiva de que sus empresas sean incluidas en las sanciones contra cualquiera que se atreva a hacer negocios con Teherán. Hoy el bloque es el segundo socio comercial de Irán, luego de China, cuyas ventas se dispararon después del acuerdo, pasando del equivalente a 9 mil 200 millones en 2015, a 25 mil millones el año pasado, con perspectivas de superar los 30 mil millones en 2020.

 

En este particular, la arrogancia imperial de Trump fue rápidamente replicada por dos de sus procónsules, el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, y el recién nombrado embajador en Berlín, Richard Grenell.

 

El primero se refirió directamente a las licencias gubernamentales emitidas para las ventas ya concertadas de aviones de las gigantes aeroespaciales Boeing y Airbus a Irán, esta última por utilizar piezas fabricadas en Estados Unidos en sus aviones (Bloomberg, 08/05/2018).

 

El segundo, todavía más fiel a su amo en estilo y en medio de comunicación, utilizó Twitter para disparar: “Como dice @realDonaldTrump, las sanciones de Estados Unidos afectarán a los sectores críticos de Irán. Las compañías alemanas que están haciendo negocios con Irán deberían cancelar las operaciones de inmediato” (The Local, 09/05/2018).

 

La petulancia de Grenell causó indignación respondida, entre otros, por el veterano diplomático alemán Wolfgang Ischinger, ex embajador en Washington y en Londres y actual presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC, por sus siglas en inglés), también vía Twitter:

 

“Mi consejo, luego de una larga carrera de embajador: explique las normas de su propio país y cabildee en el país anfitrión -pero nunca diga al país anfitrión qué hacer, si no quiere tener problemas. Los alemanes están ansiosos de escuchar, pero se resentirán de (recibir) instrucciones”.

 

Por ser el presidente de la MSC, las palabras de Ischinger pueden significar la posición oficiosa del gobierno alemán.

 

Aunque los gobiernos del Reino Unido, de Francia y de Alemania hayan divulgado una nota conjunta manifestando preservar el acuerdo, con el apoyo de las declaraciones en el mismo tenor del jefe de la diplomacia de la UE, Federica Mogherino, será necesario esperar para saber hasta adonde llegará la disposición de resistir a Washington.

 

El presidente iraní, Hassan Rouhani, que se equilibra en una delicada cuerda floja entre los dos polos de poder de su país, el líder supremo, el ayatola Alí Jamanei y la Guardia Revolucionaria, dejó claro que la pelota está en la cancha de los europeos. En una conversación telefónica con el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que esperaba que Europa actúe con rapidez para salvar el acuerdo: “En la situación actual, Europa tiene un plazo muy limitado para salvar el JCPOA y debe determinar y anunciar su posición clara y firme sobre sus obligaciones en el acuerdo” (Presstv, 09/05/2018).

 

El tiro de Trump, dependiendo de la actitud europea, podría salirle por la culata. Si decide por una resistencia unificada a la pretensión del candidato a “policía económico del planeta,” como afirmó el ministro de Hacienda francés, Bruno Le Maire, el bloque europeo podrá catalizar el fracaso del ultimato y, con él, el mensaje de que la hegemonía de Washington llegó a su fin. En un debate en la red France24 (10/05/2018), la politóloga Caroline Galactéros, del instituto de Altos Estudios de Defensa Nacional y coronel del Ejército de Reserva Francés, afirmó que la salida de Estados Unidos ofrece una gran oportunidad a la UE:

 

“Al final de cuentas, nos cabe decidir a nosotros si realmente queremos aceptar esa extraterritorialidad de las leyes estadounidenses, en mi opinión, esta es la gran pregunta. Esto puede ser un cambio real en la balanza del poder. Si Europa permanece en el acuerdo y los iraníes fueran cautelosos y no replicasen -porque, probablemente, eso es lo que Estados Unidos espera que hagan-, entonces, tenemos a Europa y a Irán dentro del acuerdo, así como a Rusia y a China. (…) Todo eso transforma la balanza de poder”.

 

Además del aspecto económico, hay un factor moral ineludible: ¿hasta cuando los europeos aceptarán pasivamente la sumisión a los designios del plan hegemónico de Washington? ¿Qué percepción de derecho y de justicia pretenden defender? ¿El “principio de Trasímaco,” para recordar el truculento personaje de Platón que define la justicia como el interés del más fuerte? ¿O se juntarán las demás naciones del planeta para promover la reconstrucción del orden del poder mundial, a partir de la cooperación para el progreso y un principio real de justicia? Si la segunda opción fuese la escogida, las ondas de choque resultantes podrían resonar hasta en los mismos Estados Unidos, lo que aceleraría el agotamiento de su actual régimen imperial y “excepcionalista.”

 

Vale la pena recordar que el mismo “establishment” estadounidense se dividió ante la truculencia presidencial. Entre otros, el secretario de la Defensa, general Jim Mattis (cuyo apodo de “perro rabioso” habla por sí mismo) admitió públicamente que Irán ha cumplido rigurosamente todas las obligaciones establecidas en el JPCOA. Y, seguramente, los dirigentes y accionistas de la Boeing y otras empresas no quedarán nada satisfechos con la pérdida de los lucrativos negocios acordados con Irán.

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