Al igual como los médicos utilizan el estetoscopio para escuchar los latidos del corazón, los científicos mediante telescopios pueden “escuchar” el ruido de las estrellas, con el cual pueden establecer su composición, edad, tamaño, además de saber cómo contribuyen a la evolución de la Vía Láctea.
Las estrellas de mayor tamaño se dan a la tarea de producir sonidos más bajos y profundos, como tubas y contrabajos. Los astros pequeños tienen voces agudas, como flautas.
La técnica usada por los científicos para comprender estas armonías se llama astrosismología, donde a través de las ondas estelares, que producen vibraciones o “terremotos de estrellas”, se revela el funcionamiento interno secreto de los astros.
“Estamos utilizando la sismología para proporcionar una caracterización exquisita de las estrellas anfitrionas y, por lo tanto, de los planetas, descubrimos”, dijo el profesor de astrofísica en la Universidad de Birmingham, Reino Unido, William Chaplin.
La agencia espacial estadounidense especificó que de la misma forma como las burbujas se elevan en una olla de agua hirviendo, las ondas sonoras se mueven en el interior de una estrella debido a los cambios de temperatura.
Al estudiar distintos tipos de estrellas, los científicos aprenden sobre lo que le sucederá a nuestro Sol a medida que envejece.