El investigador del Instituto de Fisiología Celular, Jaime Mas Oliva, junto con su equipo de trabajo identificaron la proteína de defensa antibacteriana CEPTI (isoforma de la proteína transferidora de esteres de colesterol), presente en el intestino delgado y plasma. Este descubrimiento es fundamental porque ayudaría a controlar la condición crítica de septicemia.
Según la Organización Mundial de la Salud, a nivel mundial se dan 20 millones de casos al año, y con este descubrimiento se podría salvar la vida de aproximadamente la mitad de quienes fallecen por esta causa.
Con este proyecto, los científicos de la UNAM recibieron el Premio Miguel Alemán Valdés, en la categoría de estímulos a la investigación.
LA SEPTICEMIA
Es una respuesta grave generalizada del organismo ante una infección que puede evolucionar a choque séptico asociado a falla orgánica severa y, de no ser controlada, puede llevar a la muerte.
Ambas condiciones se encuentran directamente relacionadas con la liberación de toxinas producidas por ciertas bacterias, que desencadenan un proceso grave sistémico de inflamación, comentó Mas Oliva en entrevista para UNAM Global.
El paciente afectado por septicemia presenta síntomas graves como es la disminución del flujo sanguíneo y frecuencia respiratoria, en un inicio, un aumento de la frecuencia cardíaca la cual con el tiempo disminuye dramáticamente, las paredes de los vasos sanguíneos se debilitan y la función pulmonar empeora. En consecuencia, el paciente entra en una condición verdaderamente grave y debe ser tratado en la unidad de terapia intensiva.
Aproximadamente del 40 al 50 por ciento de los pacientes que sufren septicemia y evolucionan a choque séptico fallecen. Hasta el momento, no se cuenta con indicadores de en qué momento la septicemia evolucionará a choque séptico, y por ello, es relevante este descubrimiento.
PROTEÍNA CEPTI
Durante la investigación con animales experimentales, los científicos de la UNAM detectaron que cuando se presenta la septicemia, la proteína CEPTI aumenta su concentración en la sangre.
De ocurrir lo mismo en los humanos, entonces podría identificarse a esta molécula como un indicador o marcador de qué tan grave está el paciente en términos de una infección sistémica. Tomando en cuenta que actualmente la frontera entre septicemia y choque séptico no es clara, la presencia y concentración de CETPI en plasma podría ser de mucha utilidad, apuntó Mas Oliva.
Anotó que también descubrimos que el fragmento terminal de esta proteína que une con una muy alta afinidad a los lipopolisacáridos o toxinas bacterianas, cuando es inyectado en animales experimentales es capaz de prevenir los síntomas de choque séptico.
Con este escenario, el científico plantea que a futuro pueda inyectarse este fragmento peptídico de CETPI a pacientes en condición de septicemia para evitar, de igual manera, la manifestación nociva de las toxinas y evitar la transición a choque séptico. Con un programa adecuado de experimentación clínica y de inversión financiera, este tipo de tratamiento podría lograrse entre seis y ocho años, dijo.