Fue el 31 de marzo de 1995. Selena Quintanilla era entonces la “Reina del Tex Mex” y triunfaba en la escena musical de Estados Unidos y México. Nada parecía interponerse en el camino de la cantante al estrellato, pero ocurrió lo impensable. Yolanda Saldívar, la presidenta de su club de fans, la mujer que de a poco se ganó su confianza, la asesinó.
La historia cuenta que Saldívar era una gran seguidora de Selena y como presidenta de su club de fans tuvo acceso a ella hasta que se convirtió no sólo en su amiga y persona de confianza, sino también en la encargada de las boutiques de la intérprete.
Como si se tratara de una premonición, la cantante llegó a declarar “Es una lección que debemos aprender todos. Saber cuándo dejar ir algo o a alguien”.
Pero Saldívar no entendió la lección. Se resistió a dejar ir a Selena. Y es que para ese fatídico 31 de marzo, la relación entre ambas estaba rota.
Ya el padre de Selena, Abraham Quintanilla, le había advertido a su hija que tuviera cuidado con Saldívar, quien -según los que convivieron con ella- estaba totalmente obsesionada con “La Reina del Tex Mex”.
A principios de marzo Selena despidió a Yolanda luego de enterearse que había malversado más de USD 60.000 en cheques.
Pero Saldívar vendería cara su derrota y no dejaría escapar a Selena tan fácil. Yolanda conservó algunos registros financieros que la intérprete necesitaba para su declaración de impuestos.
Acordaron reunirse en un motel de Corpus Christi, Texas, la noche del 30 de marzo de 1995 para que Yolanda le entregara los documentos, pero había algunos faltantes.
Selena regresó al motel a la mañana siguiente, pero la historia dio un extraño giro cuando Saldívar le dijo a la cantante que había sido violada y Quintanilla accedió a llevarla a un hospital.
Cuando se supo que el asunto de la violación era falso, las mujeres discutieron y regresaron al motel.
Fue ahí donde se desató la tragedia. En medio de su pelea, Saldívar sacó un revólver de su bolsa y le disparó a Selena.
La cantante trató de huir, pero la bala entró en su hombro derecho. La sangre brotó sin control y dejó un rastro de unos 100 metros mientras, con las últimas fuerzas que le quedaban, Selena se arrastró hasta el vestíbulo del motel y alcanzó a decir quién le había disparado.
Aunque fue trasladada a un hospital, la tragedia se consumó alrededor de la 1PM, cuando la “Reina del Tex Mex” fue declarada muerta.
El asunto pronto acaparó las transmisiones de radio y televisión en diversos países. Sobre todo porque Saldívar se atrincheró y sólo se entregó a las autoridades 9 horas después.
“Ambas discutimos porque yo quería dejar de trabajar para ella. Le di todo lo que tenía, el teléfono celular y los documentos bancarios mientras nos peleábamos”, aseguró Yolanda en su momento, pero su versión no convenció a las autoridades. Fue sentenciada a cadena perpetua.
Sin embargo, el nombre de Saldívar ha vuelto a sonar porque en 2025 (cuando cumpla 30 años de sentencia) podrá solicitar su libertad condicional.
El asunto no le preocupa mucho a Abraham Quintanilla, quien lo dejó claro recientemente al periodista Tony Dandrades.
“En cuanto a mí y mi familia no nos importan si la sueltan ahorita, que la dejen ir, nada va a regresar a mi hija, (nada va hacer) que vuelva otra vez”.
Quintanilla cree que Saldívar se encuentra más segura en prisión que en la calle.
“Yo creo que ella está en un lugar más seguro, porque 23 años después la tienen sola en una celda. No la han dejado ir a la población de la prisión, porque saben que la matan ahí. Y si la sueltan ahorita, a la ciudad, aquí, tú sabes cómo está el mundo ahorita, hay mucha gente loca, la pueden matar”.
También fue claro al responder a la versión de Saldívar acerca de que el asesinato en realidad se trató de un accidente.
“Ella puede decir miles de cosas, pero la realidad es que sí mató a mi hija, no fue un accidente, fue un momento de ira porque la estaban despidiendo”.
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