En agosto de 2015, un percance ferroviario en el que partes metálicas salieron disparadas de un tren que iba a más de 300 kilómetros por hora en Japón, cambió la cultura laboral de la empresa responsable, West Japan Railway Co..
Desde 2016, los representantes de la compañía iniciaron una campaña para evitar que un incidente como el de 2015 volviera a suceder, en la que al menos 190 mecánicos, fueron obligados a sentir “la importancia de su trabajo” a ras de las vías.
La idea era hacer entender a los trabajadores que los trenes con los que laboran pasan muy rápidamente por las vías y que un error humano podría causar desperfectos potencialmente letales.
Empero, la idea de poner a una persona en un espacio de un metro de profundidad y un metro de ancho, dispuesto entre las vías de los trenes de alta velocidad japoneses, ha generado críticas entre algunos ingenieros que creen que el método es más una tortura que una forma efectiva de evitar errores.
La lógica de la dinámica es que si un mecánico o ingeniero siente la potencia y la presión que provoca el paso de un tren de varias toneladas viajando a más de 300 kilómetros por hora, entenderá que cada tuerca bien apretada asegurará el buen funcionamiento de todo el sistema ferroviario.
Entre los ingenieros japoneses, hay quienes señalan que “la tortura” debería eliminarse y que la compañía responsable tiene la responsabilidad de buscar otros métodos para enseñarles a sus empleados la importancia de su trabajo.
No obstante las críticas, West Japan Railway Co. se niega a eliminar sus métodos pues sus voceros dicen estar seguros de que esa “experiencia intensa” es más que necesaria para lograr sus metas.