La falsificación de recetas médicas para ordeñar a diario desde medicinas generales hasta fármacos para el tratamiento de personas con enfermedades como diabetes, cáncer o VIH es una de las técnicas usadas por las diversas redes de corrupción que operan en el sistema de salud oficial de México.
Un reporte interno del IMSS revela uno de los modus operandi de estas bandas, a partir de una investigación concretada el pasado 25 de abril en Torreón, Coahuila, donde el organismo encontró en el Hospital General de Zona 16 cuarenta cajas con 60 mil recetas presuntamente apócrifas, las cuales ya fueron aseguradas por el instituto.
MODUS OPERANDI
Según datos de la investigación COA237/2019, los recetarios son elaborados por la empresa Formularios de México SA de CV para luego ser entregados en Ciudad de México a la Dirección de Prestaciones Médicas del IMSS.
Ésta, a su vez, distribuye las impresiones oficiales a las distintas delegaciones estatales del país, donde son recibidas por una figura oficial llamada Controlador Delegacional de Recetarios e Incapacidades, la cual tiene la función de distribuir en los diversos hospitales de su delegación los blocs de los recetarios.
Los blocs de recetas médicas son recibidos finalmente por los departamentos de Abastecimiento y Almacén de cada hospital del IMSS, los cuales, a su vez, surten de las mismas a los médicos que laboran en la institución para que puedan atender a los pacientes beneficiarios de la seguridad social y garantizar su derecho a recibir medicinas de manera gratuita para aliviar sus padecimientos.
RECETARIOS APÓCRIFOS
No obstante, la investigación de Torreón detectó que antes de ser enviados a los médicos, los recetarios son reemplazados por otros apócrifos que mantienen un amplio parecido en lo general e incluso tienen el mismo número de folio, pero tras un análisis hecho por peritos especializados en documentoscopía se establecieron alteraciones en tipografía, color, diseño y tintas.
Tras esta suplantación de los documentos oficiales, de la que no necesariamente se enteran los médicos que dan consulta, los recetarios originales son usados para robar los medicamentos, entre los que destacan los necesarios para atender la diabetes, así como el material oncológico de quimioterapias de las personas que padecen cáncer o los antirretrovirales de pacientes con VIH, precisa el diario Milenio.