En la ciudad argentina de Salta, Mirtha Sisnero quiere ser chofer de colectivos.
Iría saludando a todo el mundo, dice, y confía en que los pasajeros llegarían a sus aburridas rutinas con mejor humor.
También promete dejar el vehículo bien pegado a la vereda, para que sea más fácil subir o bajar, evitando insultos de pensionados con dificultades de movilidad.
En 2008
Mirtha obtuvo su licencia para conducir vehículos de gran tamaño, cumpliendo con todos los requisitos impuestos por la Dirección General de Tránsito y Seguridad Vial de la Municipalidad salteña.
Sabía que los conductores de transporte urbano ganan buenos salarios, y necesitaba estabilidad económica para que su hijo fuera a la universidad.
Empezó a postularse en varias empresas, pero algunas ni siquiera le recibieron el currículo, a pesar de ser idónea para el cargo.
SU CASO LLEGA A LA CORTE SUPREMA
Su caso escaló hasta la Corte Suprema argentina, que pronunció una resolución histórica.
El máximo tribunal contradijo a la Justicia provincial y confirmó que Mirtha fue discriminada solo por ser mujer.
Las empresas nunca pudieron explicar de modo coherente por qué no la contrataban, precisa actualidad.rt.com