GLOBALIZACIÓN: LA “VENGANZA DE LOS PERDEDORES”

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(MSIa Informa)

La globalización cantada en prosa o en verso está fracasando, no porque los gobiernos estén dejando de hacer las reformas necesarias para volver sus economías más competitivas, sino porque fueron negligentes en los choques resultantes del proceso, como la crisis financiera global y el estancamiento de los salarios reales por más de dos décadas en los países industrializados occidentales.

Esta observación no es de algún activista anti-globalización, sino, precisamente, de uno de sus más famosos voceros mediáticos, el editor asociado de la parte europea del periódico Financial Times, Wolfang Münchau.

En un artículo publicado el pasado 24 de abril, significativamente titulado: “la venganza de los perdedores de la globalización”, que tuvo amplia repercusión mundial, se une a otros portavoces de la alta finanza global que, en los últimos tiempos, han admitido públicamente el impasse causado por la hiper-financierización de la economía mundial, como su colega en el FT, Martin Wolf, Anatole Kaletsy, columnista de Reuters, Ambrose Evans-Pritchard del Daily Telegraph, y otros. Aunque no ofrecen salidas efectivas para el embrollo, no deja de ser relevante que por lo menos reconozcan el callejón sin salida provocado por la hegemonía de los “mercados”.

SEGÚN MÜNCHAU:

“En gran parte de Europa, la combinación de la globalización y los avances técnicos destruyó a la vieja clase trabajadora y, ahora, está desafiando los empleos calificados de la clase media baja. Así, la insurrección de los electores no es ni chocante ni irracional. ¿Por qué los electores franceses deberían saludar las reformas laborales, si estas pueden resultar en la pérdida de sus empleos, sin esperanza alguna de conseguir nuevos? (…)

“Tampoco existen evidencias factuales de que los países que hicieron reformas tengan un mejor desempeño o se muestren más capaces de bregar con una insurrección populista. Los EUA y el Reino Unido tienen estructuras de mercado más liberales que la mayoría de Europa continental.

Sin embargo, el Reino Unido puede estar presto a dejar la Unión Europea y, en los EUA, los republicanos pueden estar próximos a nombrar un populista extremo como su candidato presidencial. Finlandia encabeza todas las listas de competitividad, pero la economía es un caso de no recuperación -y el país tiene un fuerte partido populista.

El impacto económico de las reformas es, generalmente, más sutil de lo que admiten sus defensores. Y no hay conexión directa entre las reformas y el apoyo a los partidos políticos establecidos.

“Mi diagnóstico es que la globalización sobrecargó política y técnicamente a las sociedades occidentales. No hay manera de que podamos o debamos ocultar este hecho. Pero tenemos que administrar los cambios. Eso significa aceptar que el momento óptimo para el próximo acuerdo comercial o liberalización del mercado puede no ser ahora”.

COMO EJEMPLO DE LA PÉRDIDA DEL ATRACTIVO DEL “GLOBALISMO”, CITA A ALEMANIA:

“En los últimos dos años, ha habido una dramática reversión de la opinión pública en Alemania, en cuanto a los beneficios del comercio global libre, en general, y del TTIP (Acuerdo de Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones, propuesto por los EUA). En 2014, casi 90% de los alemanes estaba a favor del libre comercio…Esto cayó hasta un 56%.

En el mismo período, el número de personas que rechazaban abiertamente el TTIP subió de un 25% hasta un 33%. Estos números no sugieren que la UE debería volverse proteccionista. Pero el rápido cambio en ellos debería servir como una señal de alerta a los políticos, para andar con cuidado”.

Y CONCLUYE CÁNDIDAMENTE:

“Lo que los defensores de la liberalización global de los mercados deberían reconocer es que tanto la globalización como la integración europea han producido perdedores. Supuestamente, ambas deberían producir una situación en la que ninguna estuviera peor, aunque algunos pudieran estar mejor.

Esto no pasó. Estamos próximos al punto en que la globalización y la participación en la zona euro, en particular, sean perjudiciales no solamente para ciertos grupos en la sociedad, sino para naciones enteras. Si los formuladores de políticas no reaccionan a esto, los electores, ciertamente, lo harán.”

En un artículo divulgado anteriormente por el Project Syndicate (“Cuando las cosas se disuelven” 31 de marzo de 2016), Anatole Kaletsy, quien ya fue columnista de periódicos del “establishment”, como el FT, The Times, The Economist y la edición internacional del New York Times, hace consideraciones parecidas.

“(…) debemos ver las turbulencias de hoy como una previsible respuesta a la caída de un modelo específico de capitalismo global, en 2008. A juzgar por las experiencias del pasado, un probable desenlace podría ser una década o más de trabajo de consciencia e inestabilidad, llevando, eventualmente, a un nuevo acomodo, tanto en política como en economía (…)”

En seguida, Kaletsky, quien es también economista en jefe de la consultora Gravekal Dragonomics, da una sacudida a los dogmas prevalecientes.

“Si el mundo es muy complejo e imprevisible, para que tanto los mercados o los gobiernos logren los objetivos sociales, entonces, deben diseñarse nuevos sistemas de pesos y contrapesos, para que los procesos de toma de decisiones políticas puedan restringir los incentivos económicos y viceversa.

Si el mundo se caracteriza por la ambigüedad e imprevisibilidad, las teorías económicas del período pre-crisis -expectativas racionales, mercados eficientes y neutralidad del dinero- deben revisarse.

“Además, los políticos deben de reconsiderar mucho de la superestructura ideológica levantada sobre los supuestos fundamentalistas del mercado. Esto incluye no solamente la desregulación financiera, sino también la independencia de los bancos centrales, la separación de las políticas monetarias y fiscales y el supuesto de que los mercados competitivos no requieren intervenciones de los gobiernos, para producir una distribución aceptable de ingresos, promover la innovación, promover la infraestructura necesaria y producir bienes públicos.

“Es obvio que las nuevas tecnologías para una integración de miles de millones de trabajadores adicionales en los mercados globales ha creado oportunidades que deberían significar mayor prosperidad en las décadas al frente, de lo que antes de la crisis. Sin embargo, en todas partes, políticos ‘responsables’ advierten a los ciudadanos sobre un ‘nuevo normal’ de estancamiento del crecimiento. No admira que los electores estén tomando las armas.”

TERMINA CON SUGERENCIAS QUE PARECERÍAN HERÉTICAS SI NO PROVINIESEN DE UN VOCERO DE LA OLIGARQUÍA, ADEMÁS DE UNA ADVERTENCIA:

“Las personas sienten que sus líderes tiene poderosas herramientas económicas que podrían mejorar sus niveles de vida. El dinero podría ser impreso y distribuido directamente a los ciudadanos. Los salarios mínimos podían elevarse para reducir las desigualdades. “Los gobiernos podrían invertir mucho más en infraestructura e innovación a costo cero. La regulación bancaria podría incentivar los préstamos, en lugar de restringirlos.

“Sin embargo, implementar semejantes políticas radicales significaría rechazar las teorías que han dominado la economía desde la década de 1980, junto con los arreglos institucionales basados en ellas, como el Tratado europeo de Maastricht. Pocas personas ‘responsables’ se disponen a retar la ortodoxia pre-crisis.

“El mensaje de las revueltas populistas de hoy es que los políticos deben romper sus manuales pre-crisis e incentivar una revolución en el pensamiento económico. Si los políticos responsables se rehúsan, alguna ‘bestia violenta, llegará a su hora’ (parte del poema La Segunda Venida, de W.B. Yates, de la que Kaletsky toma prestado el título y cita a principios de su artículo) y lo hará por ellos”.

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