Grandes inversiones para salvar al Lago Chad: el papel del proyecto Transaqua

 

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, declaró recientemente su intención de apoyar al presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, en la captación de recursos para la implementación del proyecto de transferencia de agua de la región de África Central hacia el Lago Chad, en el Sahel. Ambos pretenden participar en un foro especial con el objetivo de atraer patrocinadores públicos y privados para financiar el proyecto.

 

El gran proyecto necesitaría 50 mil millones de dólares, cantidad que los países directamente interesados en el acuífero del Lago Chad –Nigeria, Camerún, Níger y Chad- evidentemente, no disponen por sí mismos.

 

El acuerdo fue mediado por el Banco Africano de Desarrollo, quien en los últimos años ha operado con gran empeño para la construcción de infraestructura en el continente, para a ayudarlo al progreso económico.

 

Debido al manejo casi inexistente y, sobre todo, al avance del desierto, en las últimas décadas, el lago perdió 90% de su superficie, con efectos climáticos y sociales catastróficos.

 

Como se sabe, cerca de 30 millones de personas viven alrededor de la cuenca del lago y todos los días ven sus vidas y su futuro cada vez más amenazados. Como resultado, han surgido conflictos por el abastecimiento de agua entre los países bañados por el lago y tensiones entre agricultores y pescadores, una verdadera lucha entre pobres.

 

Al igual que en América Central, nadie debe sorprenderse porqué los jóvenes de estos países quieran emigrar y muchos de ellos podrían acabar integrando las redes del terrorismo y el crimen organizado. Y, de la misma manera, la falta de trabajo y los conflictos acaben siendo, también, las principales causas de la emigración hacia Europa.

 

El elemento central del programa de inversiones sería la realización del Proyecto Transaqua, desarrollado hace 40 años por la empresa italiana Bonifica, del grupo IRI, para la creación de un canal de 2 400 kilómetros de extensión, para llevar agua del Río Congo hacia el Lago Chad. El proyecto recibió un significativo apoyo en febrero de 2018, en una conferencia internacional sobre el Lago Chad, realizada en Abuja, Nigeria, con la participación de Italia y de la UNESCO. La transferencia de agua entre los dos cuerpos líquidos no es una mera opción o una mirada faraónica, sino una necesidad real.

 

El proyecto contempla la transferencia de 100 mil millones de metros cúbicos de agua por año, equivalente a cerca del 8% del flujo del Río Congo, el cual desagua es en Océano Atlántico. El plan incluye también la construcción de un sistema de presas, cuencas artificiales y canales, para el abastecimiento de electricidad y agua dulce y viabilizar el transporte fluvial para las poblaciones interesadas, posibilitando el desarrollo de un sector agroindustrial moderno en África Central.

 

El Proyecto Transaqua enfrenta muchos aspectos de la crisis africana, ofreciendo la posibilidad de trabajo y beneficios para los países al sur del Sahel, incluyendo la República Democrática del Congo, lo cual volvería al agua disponible a cambio de un importante enriquecimiento de infraestructura y productivo.

 

De manera previsible, China fue el primer país en interesarse, no solamente por razones geopolíticas, sino también para satisfacer sus necesidades de importación de alimentos. Ya en 2016, la PowerChina, el gigantesco conglomerado industrial responsable de la construcción de la planta hidroeléctrica de Las Tres Gargantas, discutió el proyecto con el gobierno de Nigeria, manifestando una disposición en participar en su financiamiento y construcción. Además de multimillonarias inversiones en muchos países africanos, Pekín ha organizado cada dos años un foro específico con la participación de todos los jefes de Estado del continente. El último se realizó en septiembre pasado, cuando China presentó el proyecto para integrar África en su colosal proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, la Iniciativa Franja y Ruta.

 

En paralelo, Rusia anunció también la próxima realización, en octubre, de la primera Cumbre Ruso-Africana con los líderes de todos los países africanos.

 

Italia, desde la época de Enrico Mattei (fundador y presidente de la petrolera ENI, entre 1953 hasta su muerte, en 1962 –n.e) siempre estuvo atenta a la idea de una verdadera cooperación y el desarrollo de África. Por sí sola, sin embargo, no logró mover a otros grandes actores occidentales. En octubre pasado, se firmó un memorando de entendimiento entre el Ministerio de Medio Ambiente italiano y la Comisión de la Cuenca del Lago Chad, para el financia miento de un estudio de viabilidad del Proyecto Transaqua, para lo cual Italia contribuyó con 1.5 millones de euros, en asociación con PowerChina.

 

Durante los últimos años, Europa ha repetido la necesidad de lanzar un “Plan Marshall para África”, para desarrollar el continente y contener el flujo de los llamados migrantes económicos hacia Europa, pero no avanzó más allá de la intención.

 

Italia siempre mantuvo una relación histórica positiva con muchos países africanos. Somos conocidos como constructores de presas e infraestructura importante. Es nuestro interés y de Europa trabajar por una genuina colaboración, dejando atrás el antiguo legado del colonialismo de ciertos países europeos.

 

En último análisis, la realización del grandioso proyecto Transaqua sería una ayuda concreta para el desarrollo del continente africano y una manera seria de ayudar a los africanos “en casa”. Y sería también una opción coherente para defender a La Tierra del proceso de desertificación resaltado por las propias Naciones Unidas.

*MSIa Informa

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