En diciembre pasado el estudio barcelonés Nomada publicó su primer videojuego, llamado Gris(Windows / macOS / Nintendo Switch). A pesar del poco tiempo de 2018 que alcanzó a estar en el mercado, se colocó entre los favoritos del año de un gran número de usuarios, convirtiéndose a la fecha en un verdadero juego de culto, y en una de las más interesantes historias de éxito entre la escena independiente.
Este enigmático proyecto es un videojuego de plataformas 2D acerca de una chica llamada Gris, que un día despierta sin voz en un mundo blanco y negro. No hay diálogos ni instrucciones; fuera de unas cortas secuencia de animación, Gris se trata del jugador explorando el mundo, descubriendo qué debe hacer, y descifrando qué significa esto.
Además del elemento de plataformas, una de las razones que hacen destacar a Gris es su impresionante arte, que de principio a fin no deja de sorprender al jugador. Esto no es fortuito, ya que este proyecto fue concebido como una forma de llevar a la vida el arte del ilustrador español Conrad Roset, famoso por sus acuarelas minimalistas y delicadas, que regularmente representan a musas. Además de sus exposiciones, Roset era ya conocido en el ámbito editorial y de la publicidad, y al aliarse con los desarrolladores Adrián Cuevas, y Roger Mendoza formaron el estudio Nomada, con la visión de combinar la creación de videojuegos con disciplinas como el diseño y la ilustración.
A lo largo de Gris vemos el arte de Roset cobrar vida, al mismo tiempo que vamos entendiendo que el juego es una alegoría de la tristeza y la depresión. El mundo en el que nos encontramos literalmente comienza sin colores, y conforme avanzamos iremos liberando distintos colores que se integran al mundo, formando bellas acuarelas que parecen estar vivas.
El mundo que exploramos es contiguo y sin interrupciones. Todas las secciones se encuentran conectadas en una sola secuencia que, aunque no se puede recorrer libremente (ya que hay ciertas áreas a las que no podemos regresar), nos dan una bella sensación de libertad. Así como no hay instrucciones, tampoco hay tiempo límite ni muerte, ni límite de oportunidades. Contamos con el tiempo necesario para resolver sus puzzles, que consisten en entender qué es lo que necesitamos hacer para seguir avanzando.
Cuando comenzamos contamos con movimientos básicos como caminar y saltar, pero conforme avanzamos iremos adquiriendo habilidades especiales, como el que Gris se convierta en un objeto pesado, así como flotar, nadar y cantar. Esta última habilidad es bastante importante, ya que también sirve para devolver la vida a algunas plantas.
Todo el juego parece una acuarela que se mueve, pero más allá de sus fluidas animaciones, el diseño del mundo es increíblemente bello, llevándonos por ambientes que van desde zonas desérticas, junglas, ambientes submarinos, ruinas y construcciones desoladas. Cada diseño es altamente detallado y con una fuerte carga estilística que demuestra que más que ser un videojuego de plataformas con ilustraciones bonitas, el arte y el sistema de juego son realmente inseparables.
De acuerdo con sus creadores, Gris está diseñado como una experiencia relajante y libre de frustración. Aunque la primera es absolutamente cierta, la segunda no lo es del todo, ya que, si no se juega en sesiones con poco tiempo entre sí, es muy fácil olvidar donde estamos, hacia dónde nos dirigimos y qué debemos hacer. A momentos el juego se vuelve tan abstracto que es fácil perder el camino. El otro punto que lo hace algo complicado es que no se pueden crear archivos de salvado; si estamos a mitad del juego, y queremos comenzar otra sesión desde el principio, perderemos nuestro progreso.
A pesar de lo abstracto y minimalista del sistema, Gris no es un juego esotérico. Su narrativa es transparente y sencilla de entender, teniendo incluso apertura para distintas interpretaciones. Esto permite leer el juego como una sofisticada y directa alegoría de la depresión, sobre la situación emocional de alguien que ha sufrido un gran dolor, y cómo es posible recuperar lo que se ha perdido.
En total, la experiencia dura unas cuantas horas, lo cual es adecuado para su precio de 15 dólares, tanto para la versión de PC como de Switch. Por el momento es una gran exclusiva de consolas para la portátil de Nintendo, que con suerte llegará a los sistemas de PlayStation y Xbox. Gris es altamente recomendable, no sólo por sus valores estéticos, sino por el excelente sistema de juego y el interesante reto que representa, convirtiéndolo en una atractiva opción para quienes buscan juegos peculiares.
Fuente: Forbes