Todos los días hacemos acciones comunes y algunas de ellas inconscientemente, porque estamos acostumbrados. Nos lastimamos y nos lamemos la herida, nos enfrentamos a un problema y nos apresuramos a compartirlo con un amigo o con nuestra pareja, y así sucesivamente. Y no nos ponemos a pensar en eso, pero estos hábitos pueden ser peligrosos para la salud.
1. Masticamos las pastillas
No todas las pastillas son fáciles de tragar debido a su tamaño o textura; a veces las rompemos con los dientes o las trituramos con una cuchara hasta convertirlas en polvo. Pero podemos hacernos daño: la sustancia de las pastillas debe ingerirse y disolverse gradualmente. Habiendo masticado una pastilla de este tipo, corremos el riesgo de una sobredosis o de dañar la mucosa gástrica. El recubrimiento de la píldora le permite preservar sus propiedades farmacéuticas antes de ingresar al intestino, donde este será absorbido.
Así, la mucosa gástrica estará protegida de los efectos químicos negativos del fármaco. Puedes obtener un efecto secundario incluso por inhalar medicamentos triturados. Para evitar sensaciones desagradables al tragar una pastilla, haz lo siguiente: en el momento de la ingesta, inclina un poco la cabeza hacia atrás: el flujo de agua enviará el medicamento al estómago. Al tragar cápsulas, la cabeza se inclina hacia el pecho, después de lo cual la barbilla se tira ligeramente hacia adelante.
2. Tomamos baños de inmersión con bombas o con sales
Una o dos horas en un baño caliente con espuma o sal fragante es un excelente método de relajación, ¿no es así? Pero puede ser dañino para la salud de las mujeres: los colorantes y los aromatizadores que componen los aditivos alteran el equilibrio ácido base de la microflora de la zona íntima. El resultado: irritación de la piel sensible o riesgo de infección del sistema urogenital.
3. Usamos el gel de ducha demasiado seguido
El gel de ducha no es saludable por la misma razón que un antiséptico para las manos: elimina de la piel no solo los microorganismos dañinos, sino también las bacterias que favorecen la salud de la persona. Con el tiempo, la piel se vuelve más seca, las arrugas aparecen más rápido. Por supuesto que no hay que deshacerse del gel o del antiséptico del todo, pero si lo usas con menos frecuencia, podrás prolongar la juventud de la piel.
4. Usamos el jabón en barra en lugares públicos
El jabón se percibe como algo de por sí limpio, pero en la superficie de una barra de jabón hay bacterias. Pueden ser transferidos de una persona a otra por contacto. Por lo tanto, en lugares públicos es mejor dar preferencia al jabón líquido o a toallitas húmedas.
5. Solo hacemos ejercicios cardiovasculares
¡Qué agradable es hacer ejercicio en una caminadora o en bicicleta estacionaria y observar cuántas calorías desaparecen cada vez! En esos momentos pensamos: “Si el ejercicio cardiovascular tiene un efecto tan sorprendente, ¿para qué hacer entrenamiento de fuerza o estiramiento?”. Y dejamos estos para “más adelante”.
Como resultado, los músculos se acostumbran a la carga y el exceso de peso ya no se va tan rápido como nos gustaría. Para que los entrenamientos brinden el máximo beneficio, es necesario alternarlos regularmente y darle descanso al cuerpo, haciendo pausas entre los ejercicios. No lo olvides: el 70 % del éxito al perder peso depende de la nutrición y solo el 30 % del ejercicio.
6. Nos salteamos el desayuno o el almuerzo para comer más cantidad más tarde
Saltarse las comidas de la mañana o de la tarde parece una táctica ingeniosa. Creemos que la falta de calorías en la primera mitad del día se puede compensar fácilmente con una cena rica y sabrosa. ¡Si la cantidad de las calorías es la misma! Por desgracia, no funciona así: el hambre provoca irritabilidad, reduce el tono muscular y la posibilidad de comer en exceso por la noche aumenta dramáticamente. Si no quieres comer mucho en el desayuno o en el almuerzo, reemplaza la tostada habitual con una banana, nueces o un vaso de leche.
7. Solo bebemos agua embotellada
Una botella de agua de la tienda más cercana nos salva de la sed, especialmente en los días de calor. Pero no es bueno excluir del todo el agua común. Lo cierto es que el agua embotellada no contiene fluoruro, que es necesario para tener dientes sanos. Hoy en día, cada vez más personas sufren de la falta de este elemento. Por lo tanto, puedes llevar contigo agua filtrada y usar la embotellada solo en los casos extremos.
Fuente: https://new.smalljoys.tv