El portal Código Espagueti publicó un interesante artículo donde habla de la “boda” del famoso superhéroe Batman, la cual se da en una historieta.
Dicho texto lleva el nombre de “Hablemos de la “boda” de Batman (y por qué nos enoja)“. El texto integro te lo dejamos aquí:
a pasó suficiente tiempo, ya es seguro hablar del #50 de Batman, escrito por Tom King y dibujado por Mikel Janin. Es decir, ¿tenemos que aclarar que las siguientes palabras tienen spoilers?
Antes de pasar a comentar lo que ocurrió en este número y la gran decepción que resultó, vale la pena mencionar un divertido lance que involucró al New York Times,pésimas decisiones de marketing de DC Comics y un montón de lectores snob. El número salió el 4 julio, justo a las 12:01 am, pero desde el 1, tres días antes, el pica teclas George Gene Gustines decidió que sería divertido hacerles saber a todos cómo terminaría el esperado número de la “boda” de Batman, ¡y DC estuvo de acuerdo!
Por supuesto muchos se enojaron con él, especialmente el mismo escritor, Tom King, quien rogó a los fans que leyeran el número a pesar del gigantesco spoiler. Desde mi humilde opinión, hubiera sido mejor para mí leer el artículo antes del cómic, así por lo menos me hubiera ahorrado el desastre de King.
DC lleva meses, sino es que el año entero, construyendo hype para este título. Se repartieron miles de postales de invitación para regalar en todo el mundo (personalmente, ya tiré la mía a la basura), se imprimieron cientos de anuncios con la portada y hasta se “concertaron” artículos especiales para los lectores snobs que buscan sus reseñas de cómics bajo la cursi pluma del reseñista del NYT. Incluso se armó un mini-escándalo que hizo enojar a los fans, pero que definitivamente construyó más hype.
El resultado no sólo es decepcionante, es ridículo; tanto desde la perspectiva del negocio de los cómics, como del muy respetable noveno arte.
1.1 Todo cambia para permanecer igual
“Gatopardismo” es la costumbre que tienen algunos políticos de proponer “un cambio” con el solo propósito de que todo siga igual. Es un término que se hizo famoso gracias a la novela El Gatopardo (1958) de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. También es una estrategia de escritura para algunas de las peores posibilidades narrativas, como las telenovelas, los argumentos de las luchas y los peores cómics de la historia, a los que parece querer unirse el infame King.
La “boda” de Batman se ha ido construyendo argumentalmente por lo menos los últimos 30 números de una serie que, en general, era bastante buena. Tom King había logrado construir un Batman consistentemente interesante. Sí, es cierto, a veces le ganaban las líneas cursis, y terminábamos con un Wayne que hablaba como galán de telenovela de Thalía; pero fuera de algunos diálogos, la trama y la escritura de King habían sido brillantes.
Todo este affaire comenzó con una referencia a Alan Moore y a The Killing Joke, en la que Batman se dirige a Selina en Arkham de la manera que en que lo hizo con el Joker en el cómic de 1988. Desde entonces ha habido altas y bajas; un par de números de enamorados que jamás pensé ver bajo el título de Batman y que, sin embargo, funcionaban brillantemente. Todo parecía ir sucediendo muy rápido, a pesar de que tardaron más de dos años en llegar a donde estamos, hasta que hace casi exactamente un año, Batman (no Bruce Wayne) le pidió matrimonio a Catwoman (no Selina Kyle).
Y después de un año bastante interesante de compromiso, que incluyó de distintas formas a la bati-familia y un encantador momento entre Damian (el Robin menos viejo, hijo biológico de Wayne) y Talia al Ghul (su madre); finalmente llegamos a donde estamos. Teníamos en las manos una historia muy prometedora y un número que parecía que cambiaría las cosas… y lo arruinaron.
Miren, el problema no sólo fue que Catwoman y Batman no se casaran, esa era una de las dos posibles salidas argumentales; el problema, es la forma en que no lo hicieron. King había construido con mucho cuidado esta trama, y decide, en un par de líneas, matarla de la manera más simple y tonta posible. A la manera de un feudo en el cuadrilátero o de una pobre protagonista de una telenovela, Catwoman decide no casarse, “porque Bruce necesita estar triste y dejaría de ser Batman si está feliz”. Cincuenta números tirados a la basura en un acto del más ridículo gatopardismo.
Parecía que King dejaría su impronta en Batman, pero en lugar de eso construyó una muy gruesa línea argumental que lleva directamente al caño. Disparadores argumentales (o triggers) que implican razonamientos como “te mentí para protegerte” o “te abandono porque tengo que sacrificarme por el bien de todos” son simples salidas perezosas. Podrás reconocerlos en miles de malas películas, series mal escritas y cómics de los tiempos de la autocensura, cuando usar una capa era sinónimo de tara mental. Es una salida fácil para hacer creer al lector, o espectador, que las cosas cambian, cuando en realidad permanecen igual. La boda de Batman hubiera planteado arcos interesantes, la negativa de Catwoman, de la manera en que sucedió, nos deja con una narrativa predecible y que hemos visto miles de veces no llegar a ningún lado.
Esperaba mucho de esta serie, especialmente cuando su padre de otra dimensión le dijo: “no seas Batman, vive tu vida”. En lugar de continuar por ese camino, King elige darnos razones estúpidas para detener el desarrollo de la historia y vendernos otros cincuenta números. El escritor nos ha pedido paciencia, en su cuenta de Twitter ha dicho que se trata de una historia de 100 números, y que, por lo tanto, tendremos que esperar. Pero si su plan es llegar a esto en otros 50 números y terminar su intervención de Batman con una boda (como película de Adam Sandler o algo peor); entonces tenemos una prueba más de que la “originalidad” de King era una mentira más de la industria.
La serie de Batman podría habernos preparado 50 números bastante interesantes en los que veríamos al Caballero Oscuro iluminarse un poco más, mientras trataría de mantener el precario equilibrio de la felicidad en un mundo de locura. En lugar de eso, veremos un Batman triste y enojado. En otras palabras, el mismo Batman de siempre. Supongo que no es fácil hacer historia con un personaje como el Hombre Murciélago, y que por cada leyenda que hace una decisión que vale oro, tenemos a cientos de Tom Kings conformándose con la salida más fácil posible.