Mouris Salloum George*
Por un obligado método editorial, vamos a arrancar la presentación del tema de hoy con un expediente de indignante iniquidad: Cuando Ernesto Zedillo Ponce de León dispuso en 1997 la privatización del viejo Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), hubo miles de trabajadores que, por falta de información, no reclamaron el rembolso de las cuotas acumuladas para tener una vejez digna.
Esos recursos escamoteados a trabajadores y empleados fueron depositados en una cuenta concentradora del Banco de México.
Al llegar en 2000 a Los Pinos Vicente Fox y a la Secretaría de Hacienda Francisco Gil Díaz, decidieron liquidar el viejo Banco de Crédito Rural (Banrural) para sustituirlo con la Financiera Rural. Su primer director formal fue José Antonio Meade Kuribreña.
Se dio, sin embargo, un “pequeño problema”: El nuevo ente no tenía asignado presupuesto para iniciar su operación. Se encendieron las meninges tecnocráticas: Ahí está la cuenta concentradora con fondos no reclamados por los cuentahabientes del ahorro para el retiro. Se dispuso “por la libre” de 20 mil millones de pesos.
Millones de cuentas para el retiro sin Afore
De palpitante actualidad: El Servicio de Administración Tributaria (SAT) tiene un padrón de cinco millones 836 mil 262 cuentas individuales que no tienen ubicación en una Administradora de Fondos para el Retiro (Afore). Un monto total aproximado de esas cuentas es de casi 20 millones de pesos.
Con independencia de si esos dineros son o no reclamados por sus propietarios legales y legítimos, la cuestión es que producen un bajo rendimiento. Si no hay tasa de remplazo, en caso de una eventual reclamación de sus titulares, no abonan ciertamente intereses al alcance de una pensión digna.
¿Cuál es el intríngulis del asunto? Algunas instituciones del sistema de banca y crédito, según reconoce el Banco de México, han sido hackeadas recientemente por la mano invisible del mercado.
Dice el banco central que, por esas ilegales irrupciones detectadas en movimientos de transferencias, no hay afectaciones a los clientes. Tienen sus saldos a salvo.
La mosca en la sopa: Da la casualidad que el blanco de los ataques de los hackers son, entre otras, las cuentas concentradoras del Banco de México. Si entre éstas se encuentran las que reporta el SAR sobre las cuentas para el retiro, sus titulares pueden resignarse desde ya: ¡Éramos muchos, y parió la abuela! Otra nueva hazaña del neoliberalismo.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.