Hasta el FMI teme nuevos choques financieros

Mario Lettieri y Paolo Raimondi*

Como lo saben los lectores que nos acompañan, nunca hemos tenido gran simpatía por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sus políticas y condicionalidades impuestas a los solicitantes de préstamos han debilitado enormemente las economías de muchos países, especialmente los que están en desarrollo, aunque no solamente estos. No obstante, en sus informes más recientes, el World Economic Outlook (Panorama económico mundial) y el Global Financial Stability Report (Reporte sobre la estabilidad financiera global) son interesantes y merecen discutirse, pues resaltan el surgimiento de nuevos riesgos sistémicos y “los grandes retos para la economía global, a fin de evitar una segunda Gran Depresión”.

El Fondo pregunta en primer lugar, si “la nueva arquitectura financiera” creada en estos últimos años es suficiente y segura. En seguida, pasa lista a “las nubes que surgen en el horizonte”: una recuperación global desigual y desequilibrada; tarifas y otras tensiones comerciales; el preocupante crecimiento del “sistema bancario paralelo”, especialmente en los EUA y en China, países donde llega a 70 billones de dólares; el debilitamiento del multilateralismo y el peligroso aumento de decisiones unilaterales. Se suman a esto, la caída de las inversiones, la carencia de capitales y la caída de la productividad en las diversas economías.

Al mismo tiempo, sin embargo, los mercados financieros permaneces “vivos” y extrañamente indiferentes a los riesgos de una repentina apertura en las condiciones financieras. De hecho, el progresivo aprovisionamiento de “flexibilización cuantitativa” (léase inyecciones de liquidez en el sistema por los bancos centrales), el aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal de los EUA, el fortalecimiento del dólar y las políticas arancelarias están causando mayores presiones de mercado en muchas economías emergentes y generando grandes fugas de capital, lo cual el propio FMI estima que podrían sobrepasar los 100 mil millones de dólares a corto plazo.

Las consecuencias ya son visibles: fuerte desvalorización de algunas monedas, crecientes dificultades en el financiamiento de las deudas externas y un profundo cambio en la cartera de títulos de algunas economías emergentes. En particular, son los casos de Argentina, Brasil y Turquía, los cuales en los últimos meses experimentaron desvalorización monetaria de dos dígitos. Para Argentina, el Fondo ya destinó 57 mil millones de dólares para evitar un nuevo incumplimiento.

Hasta ahora, el “fuerte apetito por los riesgos” ha enmascarado los desafíos que los mercados emergentes tendrán que enfrentar si las condiciones financieras empeoran. En este caso, dice el FMI, el peligro de contagio será inevitable.

Las políticas financieras restrictivas, inevitablemente, ponen en cuestión al sistema global. Desde 2008, la deuda mundial, sin contar al sector bancario y financiero, pasó del 200% al 250% del PIB global. Los informes del FMI muestran que las bolsas de valores y los valores de ciertos activos como los bienes raíces y otros títulos, están fuertemente sobrevalorados. En la reciente reunión anual del FMI, realizada en la Isla Indonesia de Bali, la directora gerente Christine Lagarde cuantificó esa deuda en 182 billones de dólares.

De acuerdo con los informes, la liquidez introducida por la “facilitación cuantitativa” de tasa cero de interés habría hecho surgir “una nueva estructura del mercado”, la cual, sin embargo, todavía debe ser probada en cuanto a su capacidad de absorber nuevos choques.

A pesar de los aumentos de capital y de otras medidas de garantía, el sistema bancario internacional permanece, por tanto, expuesto a los riesgos representados por la elevada masa de deudas contraídas por gobiernos, empresas y familias.

Además de esto, hay muchos “activos opacos e ilíquidos” en el sistema, con un uso exagerado de fondos en monedas extranjeras.

Por ende, según el FMI, todavía hoy, el 85% e las 24 economías involucradas en la crisis bancaria de 2008, de las cuales 18 están en el sector avanzado, presentan desviaciones negativas en relación a la tendencia anterior a la crisis. En más del 60% de las 24 economías mencionadas, los niveles de producción todavía permanecen debajo de los niveles pre-crisis.

Italia, por desgracia, es uno de estos países

El Fondo hace un llamado para revisarse globalmente las reglas del sistema económico-financiero, resistiendo las presiones a favor de la cancelación, incluso, de aquellas pocas que se han concluido hasta el momento.

Algo meritorio, particularmente, si se considera que muchos instrumentos financieros utilizados para bregar con la crisis de 2008-9 ya no están disponibles.

*MSIA Informa

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