Hasta en las vacaciones la gente hiere al planeta: calientistas

 

Geraldo Luís Lino

“Hasta en las vacaciones la gente hiere al planeta”, lamentan los calientistas. Este es el título de una nota del Observatorio del Clima del 7 de mayo último, referente al “descubrimiento” más reciente de los cazadores de los efectos del hombre en el clima mundial.

 

La víctima fue esta vez la industria del turismo, acusada de ser la causante del 8 por ciento de las emisiones mundiales de carbono que, supuestamente, están causando los temibles cambios climáticos.

 

Para hacer la escena todavía más dramática, el boletín informa que, en términos proporcionales, el supuesto efecto climático del turismo es todavía peor que las actividades industriales (como decía aquel viejo programa de televisión, aunque usted no lo crea).

 

“El llamado ‘multiplicador de carbono’ de la actividad, o la cantidad de CO2 por dólar y consumo final, es de un kilogramo para el turismo, contra 0.8 kg para la industria y 0.7 para la construcción civil,” afirma la nota.

 

 

TURISMO, ¿INDUSTRIA SUCIA?

El estudio original afirma que en tan sólo cinco años las emisiones del sector crecieron 15 por ciento, de 3.9 mil millones a 4.5 mil millones de toneladas de gas carbónico y equivalente (CO2e).

 

“Existe una noción popular de que el turismo es una opción de desarrollo de pocas consecuencias en su consumo. Esa creencia ha llevado a los países a buscar proyectos de fomento del turismo rápidos y a gran escala, en algunos casos para duplicar el número de visitantes en un periodo breve. Nosotros mostramos que esa búsqueda (…) viene con un lastre de carbono significativo, ya que el turismo es más intensivo en carbono que otras actividades”, dicen los autores, encabezados por Arunima Malik, de la Universidad de Sydney, Australia.

 

Si usted, estimado lector, ya comenzó a sentir remordimientos por su futuro y merecido viaje de vacaciones, el Observatorio le ayuda a reforzarlos: “Lo que hace tan nefastos los viaje son, para empezar, los viajes mismos: los transportes aéreos y terrestres tienen un peso grande en las emisiones del sector. Pero lo que se emite en la producción de la comida que alimenta a los turistas y hasta las chucherías hechas en China que compran en las tiendas también entran en la contabilidad.”

 

En la lista de los turistas “agresores” del clima, el liderato les toca a los estadounidenses, seguidos por China, a causa de la rápida expansión de su clase media. Por ironía, el estudio detectó que el mayor “golpe per cápita” es el de las Maldivas, uno de los países insulares de los que están haciendo más barullo con la supuesta vulnerabilidad al calentamiento global. “Con una población pequeña y con un PIB casi enteramente dependiente del turismo internacional de lujo, el archipiélago emite por personas más que Estados Unidos,” dice el Observatorio.

 

 

MÁS IMPUESTOS, PROPONEN

Según los autores del estudio, que fue publicado en la revista Nature Climate Change, el problema de la rápida expansión del turismo en el mundo (30 por ciento de crecimiento en los gastos entre 2009 y 2013) acaba por “atropellar” las reducciones en la intensidad del carbono, que fueron del orden del 13 por ciento.

 

Una solución propuesta por ellos es el cobro de impuestos especiales en los viajes aéreos, para neutralizar el carbono de los vuelos. Con este propósito, el Observatorio consultó al ministro de Turismo brasileño, Vinicius Lummertz, quien consideró la idea “pésima”:

 

“Aumentar la tarifa del transporte aéreo como una forma de minimizar las consecuencias ambientales causadas por el sector no me parece un camino correcto. La medida puede convertir al sector de viajes en un privilegio de las capas más ricas de la población, cuando por décadas hemos luchado para popularizar el avión como medio de transporte. Más correcto sería defender prácticas de incentivo a la investigaciones de transporte o de formas de propulsión opcionales que permitan minimizar el efecto del turismo en la naturaleza.

 

Además, afirmó Lummertz, el estudio “deja de lado cuestiones fundamentales” como la contribución del sector a la protección ambiental, por medio del ecoturismo y del turismo de aventura en zonas protegidas: “El turismo es un gran aliado en la conservación del ambiente y de la conservación de grandes zonas que ayudan a neutralizar el carbono.”

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