Hay una “guerra indirecta contra” Brasil

 

MSIa Informa

Alemania, Noruega, Estados Unidos y otros, han desatado una “guerra indirecta” contra Brasil con el pretexto de la supuesta “devastación” del bosque amazónico.

 

La advertencia explícita fue hecha por los generales Eduardo Villas Boas, ex comandante del Ejército y actual asesor especial del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI) de la Presidencia de la República, y Alberto Cardoso, quien ocupara el GSI en el gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), en una conferencia promovida por el Instituto Histórico y Geográfico del Distrito Federal (IHG-DF), el 5 de julio en Brasilia.

 

“Es esa historia que estamos viendo sobre la cuenca del Amazonas. Es una maniobra indirecta. Se está estereotipando al Estado brasileño, con ese ataque, con esas acusaciones. Genocidio, invasión de tierras indígenas, agronegocio, minería, ambiente. Hay una maniobra externa, fuerte, en eso, e interna también, dijo Cardoso (Correio Braziliense, 05/08/2019).

 

“Es curioso que son países que se consideran con la autoridad moral para apuntar con el dedo a Brasil,” observó Villas Boas, quien mencionó la explotación de petróleo en la zona ártica y la casa de ballenas de Noruega (la que, dígase de paso, aumentó unilateralmente su cuota de caza en 28 por ciento en 2018).

 

Guerra indirecta, híbrida, de cuarta generación irregular, la nomenclatura es los menos importante: lo cierto es que Brasil se encuentra de nuevo en la mira de una insidiosa campaña coordinada por los centros de mando del aparato ambientalista-indigenista internacional, muy semejante en intensidad y métodos a la que señaló al país, hace tres décadas, de ser el “villano ambiental número uno” del planeta.

 

Como en aquella época, finales del gobierno de José Sarney (1985-1990), el pretexto principal es el mismo: la supuesta “devastación” del bosque amazónico, incluida ahí la supuesta amenaza a sus pueblos indígenas.

 

Igualmente, el mismo pretexto se está utilizando para “enmarcar” al país con amenazas de sanciones internacionales e, inclusive, de restricciones a la soberanía nacional sobre la región, de ser necesario, con una eventual intervención militar externa.

 

En las últimas semanas, el jaleo creado en torno del anunciado aumento del ritmo de desforestación de la región de la Amazonía Legal (no confundir con el bioma Bosque amazónico), que culminó en la renuncia del director general del Instituto Nacional de Investigaciones Especiales (INPE), Ricardo Galvão, ha despertado reacciones histéricas de las organizaciones no gubernamentales del poderosos aparato ambientalista-indigenista.

 

Pero, por el lado de la deforestación, la revista británica The Economist, vocero de las altas finanzas con sede en la City de Londres, disparó una andanada de artillería pesada con una portada groseramente titulada “Velorio para la Amazonía -la amenaza de deforestación descontrolada.” Con los lugares comunes dedicados a la relevancia del bosque amazónico para el clima mundial, el editorial afirmó que su devastación podría considerarse como una “acto de guerra” de Brasil contra países vecinos, y no necesariamente con los que comparte el bioma.

 

De Washington, vinieron otras dos andanadas. La primera del sitio de internet de la revista The New Repúblic (26/07/2019), disparada por el analista político Tyler Bellstrom, da el tono de la histeria contra Brasil, con el provocativo título: “Brasil es una amenaza mayor que Irán o China” (ver nota siguiente). La segunda provino del sitio de internet de Foreign Policy (05/08/2019), de Stephen M. Walt, con el título todavía más agresivo: “¿Quién salvará a la Amazonía (y cómo)? -en el que el autor aventura un escenario hipotético en el que un futuro gobierno de Estados Unidos amenace a Brasil con una invasión militar, en caso de que el país no tome las medidas inmediatas para detener la “devastación” de la selva (nota siguiente).

 

Hay que hacer notar que ninguno de los dos autores integra las alas más radicales y belicistas del establishment estadounidense. New Republic es considerada un vehículo de divulgación de las tesis más a la izquierda del espectro político y Walt, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Harvard, es un crítico tanto de los “neoconservadores” como del poderos lobby sionista que dominan las relaciones exteriores de Washington. Esto demuestra la eficiencia de la campaña de propaganda del aparato ambientalista-indigenista, la cual tiene que ser contrarrestada con la debida inteligencia.

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