¿Hegemonía o muerte?: amenaza poder angloamericano

 

MSIA INFORMA

Sométanse al poderío angloamericano o enfrenten el riesgo de una nueva guerra mundial. Este es el mensaje directo de la revista vocero del poder financiero de la “City de Londres”, The Economist en su edición especial del pasado 25 de enero, bajo el amenazador título “La próxima guerra: el creciente peligro de un conflicto de grandes potencias”.

 

La de hecho una proclama del semanario londinense refleja la creciente disconformidad de los altos mandos del Establishment oligárquico centrado en el eje Washington-Nueva York-Londres con el visible desgaste de la estructura hegemónica establecida después de la última guerra mundial y, particularmente, con la actuación cada vez más asertiva de Rusia y de China, a quienes consideran sus principales rivales, según lo anotado en la “Estrategia de Seguridad Nacional” de los EU, recién divulgada.

 

The Economist expresa el núcleo del pensamiento oligárquico anglo-americano, combinando por un lado a Trasímaco, el truculento personaje de la República de Platón quien definía la justicia como el interés del más fuerte, y por el otro, las trampas semánticas de la “neolengua” patentada en la famosa novela 1984 de George Orwell. Una parte del editorial proclama, “el mayor garante de la paz mundial es una América fuerte”.

 

Por ello, advierte:

“Como argumenta nuestro informe especial de esta semana sobre el futuro de la guerra, los cambios a largo plazo en la geopolítica y en la proliferación de nuevas tecnologías están erosionando el extraordinario dominio militar que los EUA y sus aliados han disfrutado. Un conflicto en una escala e intensidad no vistas desde la Segunda Guerra Mundial es nuevamente plausible. El mundo no está preparado”.

 

Tras considerar “tal vez en este año” la confrontación de los EU con Corea del Norte el mayor peligro, por la posibilidad de ser nuclear, el editorial se hace eco de la “Estrategia de Seguridad Nacional” estadounidense, responsabilizando a China y a Rusia del amenazador escenario:

 

“Incluso si China quedara fuera de una segunda guerra coreana, tanto ella como Rusia están entrando en una renovada competencia de las grandes potencias con Occidente. Sus ambiciones serán todavía más difíciles de lidiar que las de Corea del Norte. Tres décadas de inusitado crecimiento económico le dan a China la riqueza para transformar sus fuerzas armadas y dar a sus dirigentes el sentimiento de que su momento llegó. Rusia, paradójicamente, necesita afirmarse ahora, porque se encuentra en un declive de largo plazo. Sus líderes han hecho pesados gastos para restaurar el poder físico de Rusia y están dispuestos a correr riesgos para probar que merecen respeto y un lugar en la mesa.

 

“Ambos países se han beneficiado del orden internacional que los EUA hicieron para establecer y garantizar la paz. Pero ellos ven a sus pilares –derechos humanos universales, democracia y el mando de la ley- como una imposición que disfraza interferencias extranjeras y solapa su propia legitimidad. Ellos son ahora Estados revisionistas que quieren retar el statu quo y ven a sus regiones tal cual esferas de influencia a ser dominadas. (…).

 

“Ni China ni Rusia quieren una confrontación militar directa con los EUA, pues seguramente perderían. Pero están usando su creciente poderío físico de otras maneras, en particular, explorando una “zona gris” donde la agresión y la coerción operan exactamente abajo del nivel que llevaría al riesgo de un conflicto militar con Occidente. En Ucrania, Rusia ha mezclado fuerza, desinformación, infiltración, guerra cibernética y chantaje económico, de forma que las sociedades democráticas no pueden copiar y tiene dificultades para rebatir. China es más cautelosa, pero ha reclamado, ocupado y fortalecido arrecifes y corales en aguas disputadas”.

 

Después, el texto advierte a los propios EU:

“Si los EU permiten que China y Rusia establezcan hegemonías regionales, sea conscientemente o porque sus políticas sean muy infructuosas para formular una respuesta, les darán la luz verde para perseguir sus intereses por la fuerza bruta. Cuando esto se intentó por última vez, el resultado fue la Primera Guerra Mundial”.

 

Otra parte la antipatía hacia Trump es clara:

“(…) Hoy, el Sr. (Donald) Trump dice que quiere hacer otra vez grandes a los EUA, pero está caminando por el camino equivocado. Se desvía de las organizaciones multilaterales, trata alianzas como una carga indeseable y admira abiertamente a los líderes autoritarios adversarios de los EU. Es como si el Sr. Trump quisiera que los EUA desistieran de defender el sistema que crearon y, en su lugar, se unieran a Rusia y a China como meramente otra truculenta potencia revisionista”.

 

Los últimos parágrafos lanzan el grito de guerra:

“Los EU necesitan aceptar que son un beneficiario central del sistema internacional y que son la única potencia con capacidad y los recursos para protegerlo de un ataque sustentado. El poder suave de la diplomacia paciente y consistente es vital, pero debe ser apoyado por el poder duro que China y Rusia respetaban. Los EU disponen de bastante poder duro, pero están perdiendo rápidamente la ventaja en la tecnología militar que inspiraba confianza en sus aliados y temor en sus enemigos.

 

“Para acompañar su diplomacia, los EU necesitan invertir en nuevos sistemas basados en la robótica, inteligencia artificial, Big Data y armas de energía dirigida. El Sr. Trump y sus sucesores necesitan redoblar el esfuerzo.

 

“El mejor garante de la paz mundial es una América fuerte. Afortunadamente, ella disfruta de ventajas. Tiene aliados ricos y capaces, todavía, de lejos, las fuerzas armadas más poderosas del mundo, una experiencia sin rival en guerras, los mejores ingenieros de sistemas y las principales empresas de tecnología del mundo. Aún así, estas ventajas podrían fácilmente desperdiciarse. Sin un compromiso de América con el orden internacional y con el poder duro para defenderlo contra retadores determinados y capaces, los peligros aumentarán. Si esto sucediera, el futuro de una guerra podría estar más cerca de lo que se piensa”.

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