Dos investigaciones científicas independientes acaban de demostrar cómo es que las aves pueden ir de un extremo al otro del planeta sin perderse. Las aves pueden ver los campos magnéticos de la Tierra literalmente.
Hasta ahora se creía que era el hierro de sus picos lo que les sirve de brújula magnética, pero no. Es una proteína en sus ojos, llamada Cry4, lo que les permite ver los campos magnéticos terrestres. A esta habilidad de orientarse detectando campos magnéticos se le llama magnetorrecepción.
Estos datos no son definitivos y aún hace falta más investigación para saber cómo funciona este sistema en otras aves u insectos.