La crisis de la Ilva y el papel del Estado

 

La crisis y los problemas no resueltos de la filial de la siderúrgica franco-hindú ArcelorMittal (exILVA) en Taranto ponen una pauta el futuro de la política industrial en Italia y en Europa. Sin hablar de las dolorosas consecuencias ocupacionales, sociales, políticas y legales.

La Unión Europea (UE) es la mayor productora mundial de bienes de capital y productos industriales. En muchos sectores, está también a la vanguardia de innovación tecnológica, con una fuerza basada principalmente en la iniciativa privada de empresas medianas, lo cual constituye la piedra angular de la economía y un componente que, hasta ahora, ha logrado comunicarse productivamente con las grandes empresas, en los sectores históricos de actividades industriales desarrolladas considerablemente después de la II Guerra Mundial.

A pesar de todas las dificultades, Italia todavía es el segundo país industrial de Europa. Sin embargo, la onda larga iniciada en 1992, con la cuestionable privatización de Partecipazioni Statali, está aplastando las grandes empresas industriales italianas.

Así, presenciamos la progresiva pérdida del centro de Ilva, Fiat, Pirelli, Magneti-marelli y, también de muchas empresas-insignia del “Made in Italy”, como las de alimentos, mecánicas y textiles. Lo mismo aconteció también en el sistema bancario italiano, ya de por sí un tanto frágil en medio de los megabancos internacionales “demasiado grandes para quebrar”.

Bajo esta óptica, la industria siderúrgica es emblemática, pues, por mucho tiempo, tuvo una importancia estratégica en la economía europea e italiana, promoviendo innovaciones, crecimiento y empleos. La crisis económica generada por las turbulencias financieras globales de 2008 llevó a un colapso en la producción y en el comercio mundial, que afectó a todos los sectores económicos, principalmente el siderúrgico, estructuralmente ligado a las industrias de vehículos automotores, construcción civil, electrónicos y otras. En este período, la industria siderúrgica europea perdió 27% de la producción y más de 40 mil empleos, crisis que llevó a involucrarse a la Comisión Europea con programas específicos de apoyo a la recuperación.

Hoy Europa con 168 millones de toneladas anuales, aun es la segunda mayor productora de acero, con un 10% del total mundial.

China produce más de la mitad de todo el acero consumido en el mundo. En Europa, el sector representa 1.3% el PIB, empleando en conjunto a casi 2.5 millones de personas, siendo cerca de 330 mil empleos directos. Se trata de un sector intensivo en capital, que invierte cerca de 4 mil millones de euros anualmente en equipo más moderno. En los costos de producción del acero, la parte referente a energía representa 40% y la industria europea, desgraciadamente, tiene cosos energéticos más altos que los de sus competidores. Es un problema a ser enfrentado por los gobiernos, pues afecta todos los sectores industriales nacionales.

En Italia, la industria siderúrgica tiene cerca de 33 mil trabajadores y representa 2% de las empresas industriales. Cerca del 80% de la producción se hace con el sistema de horno eléctrico, mucho menos contaminante que el ciclo continuo con altos hornos.

La antigua Ilva de Taranto es la mayor planta de ciclo continuo de Europa, produce 4.5 millones de toneladas por año y emplea 8 200 personas con una cadena de suministros muy grande. El nuevo plan de negocios debe ser una transición hacia una “descarbonización”, con el gran reto de efectuar una conversión hacia hornos de hidrógeno. Al final, la sustentabilidad ambiental y la protección de la salud no pueden colocarse de modo alguno en segundo plano.

La crisis en el sector en todo el mundo se debería a una sobreproducción en un momento de estancamiento económico generalizado. China, aumentando constantemente su producción a precios más bajos, inevitablemente, coloca a los productos europeos en dificultades. De este modo, Europa corre el riesgo de volverse dependiente de suministros extranjeros de un material esencial para su economía, sin considerar las garantías de calidad del producto importado. Como resultado, los productores europeos están en crisis y muchos decidirán reducir la producción y los cuadros de funcionarios, con la consecuente caída de sus acciones en la bolsa de valores. En nuestra opinión, la Organización Mundial de Comercio (OMC) no puede ser indiferente al administrar la calidad de los productos comercializados.

Por ejemplo, la fallida British Steel fue comprada por una empresa china. Otras siderúrgicas, se cerraron, corren el riesgo de ser desmontadas transportadas hacia China, India u otros países, donde el control de calidad, el respeto a la salud de los empleados y el medio ambiente, además de los derechos sindicales o civiles, son frecuentemente mancillados.

Este fue también el “camino difícil” de la relocalización de líneas de producción, ya experimentado por los propios Estados Unidos, en busca de costos más bajos. Los resultados fueron déficits de miles de millones de dólares en el comercio de mercancías (sin los servicios). En 2018 fue de casi novecientos mil millones de dólares.

Si algunos sectores industriales y otras infraestructuras son considerados estratégicos, es necesario que sigan activos y bajo control nacional y europeo. No se trata de volver a un pasado en que se producían “pasteles de Estado”, pero, si necesaria, -y no hay empresarios adecuados-, la participación pública no es solamente deseable, sin inevitable. Nunca debe olvidarse que Italia y Europa tienen que bregar con el poder económico chino, cuya administración es ampliamente política y estatal. Sin hablar de los Estados Unidos, que, a pesar de la retórica neoliberal, tiene una presencia estatal muy fuerte en los sectores considerados de interés nacional- veamos el presupuesto militar de 2019 que fue superior a 700 mil millones de dólares.

En Europa, Francia y Alemania nunca fueron criticadas cuando el Estado intervino como accionista estable en los sectores privados. Italia, igualmente, como hacen los propios bancos de inversiones, debe movilizar a la CDP (Casa Depositi e Prestiti) toda vez que se considere esencial la defensa de los niveles de producción y empleo- El país no puede darse el lujo de perder el juego de Ilva.

*MSIa Informa

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