La “Moneda Completa” ante los excesos de la globalización financiera

 

El pasado domingo 10 de junio, los electores suizos acudieron a las urnas en un plebiscito cuyo contenido no solamente hubiera modificado radicalmente el sistema monetario del país; también habría establecido un importante precedente con repercusiones mundiales. En cuestión se encontraba nada menos el pilar central del sistema bancario prevaleciente en todo el mundo: la capacidad de emisión de moneda por los bancos privados.

 

La propuesta denominada “Moneda Completa” (Vollgeld, en alemán), pretendía impedir a los bancos comerciales la creación de créditos no respaldados por sus propios depósitos, limitando la circulación monetaria al dinero emitido por el Banco Nacional Suizo (BNS), el banco central de la Confederación Helvética. Lanzada por un grupo de economistas y empresarios, la intención era crear un sistema monetario más seguro, refractario a la especulación financiera y menos expuesto a las crisis periódicamente resultantes del sistema financiero “globalizado”.

 

El llamado sistema de reserva fraccionaria es el eje central del sistema bancario, mediante el cual los bancos pueden emitir crédito por un factor multiplicador sobre sus activos y depósitos, denominado “multiplicador monetario” –actualmente 12.5 veces, de acuerdo con las Reglas de Basilea III, establecidas por el Banco de Compensaciones Internacionales (BIS), después de la crisis financiera de 2008.

 

Con semejante poder no admira que la especulación financiera en la actualidad sea preponderante sobre las actividades productivas, pues los bancos crean dinero con un simple teclazo electrónico en sus registros. La “Moneda Completa”, pretendía precisamente crear un obstáculo para los excesos de la “globalización” financiera.

 

No obstante, los conservadores suizos, embalados por su historial calvinista, rechazaron la propuesta con una sólida mayoría del 75% de los voto, es decir, tres de cada cuatro electores optó por mantener los “negocios como siempre”. Los opositores de la iniciativa resaltaron que su aprobación crearía un sistema inexistente en cualquier otro país del mundo y significaría un alto riesgo para el sistema bancario suizo, implicando una pérdida de credibilidad e una limitación de las actividades bancarias, además de concentrar un “excesivo poder” en el banco central (Swissinfo, 10 de junio de 2018) (1).

 

Actualmente, el BNS es responsable de apenas el 10% de la circulación monetaria en el país., quedando el restante en la banca privada (Business Insider, 9 de mayo de 2018) (2).

 

El plebiscito incluyó también una consulta sobre una nueva ley federal sobre juegos de azar, aprobada por el 73% de los electores, por la cual los casinos suizos recibieron autorización para ofrecer apuestas por internet.

 

Así las cosas, los pragmáticos suizos siguen apostando sus fichas en las apuestas, ya sea en los casinos financieros o en los “oficiales”.

 

Curiosamente, la “Moneda Plena” recibió un inesperado endoso de nada menos y nada más que el editor en jefe del periódico Financial Times, Martin Wolf, en su primera columna semanal de junio titulada “Por qué los suizos deben agitar los bancos”. (Valor Econômico, 6 de junio de 2018). Escribió: “el sistema financiero necesita de cambios” y “para eso, necesita de experimentos”.

 

“Queremos que los bancos tengan activos de activos y deudas y obligaciones seguras. Pero las deudas y obligaciones de una institución altamente apalancada, que asume riesgos, no pueden ser seguras, y parecerán inevitablemente todavía menos seguras durante una crisis”, aseveró.

 

“Otra manera de volver al sistema más seguro es despojar a los bancos del poder de crear dinero por medio de la transformación de sus depósitos líquidos en dinero “del gobierno” o “soberano”.

 

“Esta es la idea defendida por la iniciativa Vollgled. Una manera alternativa de llegar al mismo resultado sería lastrar en 100% los depósitos con dinero del banco central -idea propuesta por economistas de libre mercado de la Escuela de Chicago en la década de 1930. “El resto del sistema financiero consistiría, principalmente en bancos de inversión y fondos mutuos. Estos últimos transfieren automáticamente el riesgo hacia los inversionistas. Los primeros podrían estar regulados, pero principalmente en términos de capitalización.

 

“Un cambio hacia un sistema de este tipo, sería un mini temblor, según argumenta Thomas Jordan del Banco Central de Suiza. Además de esto, la propuesta suscita interrogativas sobre los fines para las cuales podría usarse el nuevo dinero.

 

“La posibilidad obvia es emplear el dinero para financiar al gobierno.

 

“Esta idea es altamente censurable para algunos; crearía, ciertamente, grandes desafíos. Pero estos retos no son ni siquiera un poco bacilares como lo es transferir la responsabilidad por un atributo esencial del gobierno –crear un dinero saludable- para un conjunto favorecido de empresas privadas, con fines lucrativos, coordinadas por una institución del gobierno encargada de la fijación de precios, el banco central. En ninguna otra área de la economía el poder público se mezcla tanto con intereses privados. La familiaridad con este esquema no consigue volverlo menos indeseable. La familiaridad con su desempeño, tampoco.

 

“Hay más ideas en esta amplia área, dignas de tomarse en cuenta. Una sería la de permitir a todo ciudadano tener una cuenta directamente en el banco central. Al final, los motivos tecnológicos para la realización de operaciones bancarios en agencias están desapareciendo rápidamente.

 

“El economista australiano Nicholas Gruen argumenta que ninguna institución privada debería tener mejor acceso al banco central del público de lo que el propio público. “Además, amplia, el banco central podría operar una política monetaria mediante préstamos libres contra hipotecas seguras. El banco central no podría de ninguna forma, prestar a los bancos propiamente dichos y se concentraría en activos.

 

“La idea fundamental aquí es que la carga de la prueba no debería recaer sobre los que defienden el cambio. Después de una larga serie de colosales y destructivas crisis, ella recae, eso sí, sobre los que apoyan el status quo, incluso el status quo modificado de la actualidad.”

 

Para Wolf, la propuesta sería una “prueba reveladora de un posible futuro mejor para un sector que es desde hace mucho tiempo, el más peligroso del mundo”.

 

Una confesión significativa porque proviene del editor en jefe del vocero de la City de Londres, precisamente, una de las principales cajas de resonancia de los intereses de la “globalización” financiera. Con rigor, desde 2008, Wolf ha asumido posturas críticas de los excesos de la hiperfinancierización de la economía mundial y, seguramente, no está solitario al defender la necesidad de reformas de peso en el sistema financiero internacional. De cualquier manera, ideas como la “Moneda Plena” no desaparecerán. Al contrario, tienden a resurgir en el futuro inmediato, en la medida en que se amplían los cuestionamientos a la “globalización” centrada en la hegemonía de la alta finanza sobre las actividades productivas de la economía real.

Enlaces:

(1) https://tco/_t.co/gXEr2GJJUY

(2) http://www.bussinesinsider.com/switzerlan-referendum-on-banking-changes-2018-

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