En el transcurso tres años marcianos, tiempo equivalente a unos seis años terrestres, el róver Curiosity de la NASA analizó el aire en la región del cráter de Gale de Marte. La información recolectada demostró inusuales fluctuaciones de oxígeno que por el momento no encuentran explicación científica.
“La primera vez que lo vimos, fue sorprendente”, expresó Sushil Atreya, profesor de ciencias climáticas y espaciales de la Universidad de Michigan (EE.UU.). Los resultados que evaluaron confirmaron que la atmósfera de Marte está compuesta por un 95 % de dióxido de carbono, 2,6 % de nitrógeno molecular, 1,9 % de argón, 0,16 % de oxígeno molecular y 0,06 % de monóxido de carbono. Estas moléculas se mezclan y circulan de acuerdo con los cambios en la presión del aire durante el año.
Las variaciones obedecen al congelamiento del dióxido de carbono sobre los polos durante el invierno, lo que provoca una disminución de la presión del aire. En cambio, cuando se evapora en primavera y verano, la presión aumenta.
En ese marco, los investigadores descubrieron que tanto el nitrógeno como el argón se comportan de manera predecible durante el año, ya que aumentan y disminuyen en relación con la cantidad de dióxido de carbono.
Empero, el oxígeno no respeta los mismos patrones, ya que se incrementa su cantidad durante la primavera y el verano hasta el 30 % y retrocede durante el otoño, lo que implica que algo lo produce y luego lo retira.
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