Salvador Rangel Mendoza, obispo de la diócesis Chilapa-Chilpancingo, rechazó las críticas en su contra por reunirse con capos del narcotráfico en la sierra de Guerrero y afirmó que él ya “hizo algo” por buscar la paz en la entidad.
En entrevista con Pascal Beltrán del Río para Imagen Radio, dijo que la solución no es militarizar ese estado o el país, sino dialogar con criminales, acercarse a ellos y lograr una amnistía selectiva.
“Si yo logro poner una semillita en la conciencia de estas personas, una semillita de buena voluntad en su corazón, pues yo ya hice algo; lo malo es que no hiciéramos nada”, señaló.
El obispo de Chilapa-Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, rechazó las críticas en su contra por reunirse con un capo del narcotráfico en la sierra de Guerrero y afirmó que él ya “hizo algo” por buscar la paz en la entidad y, en respuesta a la Secretaría de Gobernación de que la ley no se negocia, afirmó que “cada quien tiene su propia manera de matar pulgas”.
AMNISTÍA SELECTIVA
El jerarca católico en una de las zonas más conflictivas de Guerrero, puntualizó que la solución no es militarizar el país o Guerrero, sino dialogar con criminales, acercarse a ellos y lograr una amnistía selectiva.
Ubicado en una de las zonas más conflictivas de la entidad, que es la salida de la goma de opio que proviene de la sierra, afirmó que ya han asesinado al menos a 12 candidatos que buscaban un puesto de elección el 1 de julio.
Recordó la reunión con líderes criminales para pedirles que restablecieran el servicio de agua y electricidad a la región y en ese momento salió el tema electoral, donde les pidió que ya no siguieran matando a políticos.
“Ellos me prometieron que dejarían desarrollar las elecciones libremente, por lo menos en una zona, y que dejarían que ganara el que sacara la votación más alta.”
Sin embargo, condicionaron al prelado al decirle que los aspirantes partidistas tenían que cumplir con las promesas de campaña y no comprar votos.
“GRANITO DE ARENA”
“El problema de la inseguridad es a nivel nacional, yo simplemente estoy poniendo mi granito de arena. No me estoy pronunciando con ellos, simplemente fui a agradecerles y a pedirles que respeten a los candidatos. Creo que deberíamos poner un poquito más de atención”.
“Claro que con el discurso oficial —ya escuché la opinión del secretario de Gobernación, de que la ley no se puede negociar— estoy de acuerdo; yo respeto su punto de vista y vamos a decir cada quien tiene su propia manera de matar pulgas”.
—¿Cree que sea escuchado este mensaje? Y no me refiero a la violencia del proceso electoral, me refiero a la violencia en general porque Guerrero es uno de los tres estados más violentos del país en estos momentos.
“Si yo logro poner una semillita en la conciencia de estas personas, una semillita de buena voluntad en su corazón, pues yo ya hice algo; lo malo es que no hiciéramos nada. Se nos van las cosas en discursos, en diatribas, pero ¿qué estamos haciendo en concreto? Militarizando el país o militarizando Guerrero para mí no es ninguna solución. Es el diálogo, acercarse con ellos. No precisamente van a llegar a acuerdos, pero entiendan que también todos estos señores tienen su razón de actuar”.
¿AMNISTÍA?
—¿Qué piensa de la propuesta de amnistía para pacificar al país para disminuir la incidencia criminal?
“Yo estoy de acuerdo que cualquier cosa que se haga a favor de la paz de México es bienvenida. Ahora, una amnistía no puede ser general porque no todos tendrán la voluntad de corregirse. Yo estoy de acuerdo en que se dé la amnistía, limitada, para aquellas personas que se quieran enmendar, que se quieran corregir, que quieran llevar una vida ordinaria, una vida más civil. En eso yo estoy de acuerdo, pero creo que una amnistía general todavía es muy difícil, sería muy ilusoria”.
—Los obispos y arzobispos, hasta donde tengo entendido, tienen una relación directísima con el Papa. ¿Usted ha hablado de estos temas con el papa Francisco?
“No he hablado. Simplemente en dos ocasiones hemos charlado muy ligeramente. El Papa sabe perfectamente lo que está sucediendo aquí en Guerrero. Yo les digo un hecho: ustedes saben que el obispo de Ciudad Altamirano desde el mes de diciembre renunció a la diócesis precisamente por la situación tan difícil que está llevando allá en la Tierra Caliente la cuestión del narco”.
“El Papa me nombró administrador apostólico de Ciudad Altamirano. Yo lo sentí eso como un espaldarazo, como una muestra de confianza realmente a lo que estoy haciendo, que es pacificando.
Fuente: Excélsior