Frágil equilibrio, la cinta de Guillermo García López que obtuvo el último Goya al mejor documental, constituye una genial manta de leches contra nuestra complacencia habitual. El director nos mete en vena un revulsivo auténtico —y muy global— al rodar en 10 naciones e hilvanar las historias de depredación que amenazan hoy nuestra civilización, desde la deshumanización de la vida en Japón a la virulencia de las heridas, la soledad y la congoja de los inmigrantes que intentan el salto a España.
“La religión de la propiedad está hoy por encima del valor de la vida”, es una de las sentencias de José Mujica, el expresidente de Uruguay y narrador de esta entrega que nadie se debería perder. “Los problemas de África no son de los africanos, sino de la humanidad”. Esta es otra. La que nos trae hasta aquí.
Tenemos la costumbre de contar los muertos en las vallas, las pateras y alta mar, aunque lo hagamos mal. Tampoco se nos da bien contar las deportaciones. Para los refugiados que acogemos no necesitamos muchos números. Pero hay otra cuenta que África nos trae hasta la puerta que nos apela también, y es la de las mujeres porteadoras de Marruecos que entran a cargar al Tarajal, en Ceuta, para llevar sobre la espalda de vuelta a casa hasta 80 kilos de productos que otros van a vender. Dos de ellas han muerto este lunes.
Las mafias del contrabando aprovechan un vacío legal: al no reconocer Marruecos la españolidad de Ceuta, no hay aduana comercial y se encuentra permitido pasar la frontera con equipajes “de mano” que sin embargo doblan el cuerpo y en ocasiones el peso de sus porteadoras. En general, cientos de marroquíes que guardan filas peligrosas hasta llegar a los polígonos del Tarajal, donde unos hombres les colocan sobre los hombros los productos que previamente han llegado a Ceuta, donde antes los han empaquetado para enviarlos así, como mercancías reorganizadas, sin pagar los aranceles y el IVA que exige Marruecos a las importaciones. Puro equipaje de mano.
Una avalancha humana en el lado marroquí causó antier de madrugada estas dos muertes. De acuerdo con algunos testigos, unas porteadoras recriminaron a otras que intentaban pasar sin pagar el soborno a los agentes y a partir de ahí se organizó el tumulto que terminó en avalancha. Otras cuatro fallecieron en 2016. La única regulación marroquí consiste en que las mujeres pueden hacer cola lunes y miércoles y, los hombres, martes y jueves. Entre 7.000 y 9.000 personas cargan este contrabando que genera 405 millones de euros al año a cambio de unos 50 euros por viaje. Sin contar los sobornos a gendarmes, la reventa por parte de los plantones, que mercadean con los tiques de cola sin tener que cargar, para qué hablar de las heridas y daños en la espalda de estos porteadores que envejecen rápido. Es un ejemplo de la nueva esclavitud que denuncia Mujica, y esta vez carga los fardos en España sin que a nadie se le mueva una ceja. Ah, por cierto: siete personas murieron ayer al encallar su patera en Lanzarote, una estupenda reserva de la biosfera desde 1993.
Fotos: elpais.com