Las oportunidades de la Nueva Ruta de la Seda para Italia y Europa

 

En Italia, cualquier cosa, independientemente de su proponente, tiende siempre a desdoblarse en confusiones y peleas y orientarse por una óptica interna, inclusive electoral. Así es nuestro país.

Falta una perspectiva estratégica y la apreciación de un interés europeo e italiano.

El presidente chino Xi Jinping estuvo en Italia para firmar acuerdos comerciales y un memorando de entendimiento (MoU, siglas en inglés) sobre la participación italiana en la Nueva Ruta de la Seda. China tiene una estrategia clara: desarrollar asociaciones con todos los países a lo largo de la Iniciativa Franja y Ruta (BRI, en inglés), su nombre oficial, con la intención de colocar sus productos. Hacer esto, obviamente, crea nuevas amistades y nuevas alianzas, con inevitables repercusiones geopolíticas.

Por su parte, los Estados Unidos, que hasta ahora permitieron a sus corporaciones elaborar productos de bajo costo en China, para importarlos después, cambiaron completamente su estrategia, decidiendo jugar una carta geopolítica para contener a China en todos los sectores, aunque no sin antes colocar una gran parte de su deuda pública en manos chinas.

Europa, Italia inclusive, carece de una visión de largo plazo e independiente de su propio futuro, arriesgándose a ser jugada de un lado hacia el otro y atrapada en esta confrontación entre los dos gigantes mundiales.

No sabemos exactamente el contenido del memorando de entendimiento sobre el BRI, pero es  legítimo pensar que, con China, el interés de Italia sea crear una relación de cooperación. No consideramos que esté en juego una “opción de campo”. Probablemente, es una oportunidad para ampliar el desarrollo de nuestro país, a partir del Sur.

Nuestras empresas deben poder participar de grandes inversiones en todos los países a lo largo del corredor eurasiático, por lo menos en la medida en que ya lo hacen empresas alemanas, francesas y británicas. Además, Italia podría volverse el motor de participación de toda la Unión Europea (UE) en el proyecto, para firmar el interés común y una visión europea.

A propósito, obsérvese que un MoU no es un tratado, una ley, ni siquiera un contrato, sino un documento con el cual las partes se comprometen sin ninguna obligación, a explorar todas las posibilidades de colaboración.

Aun así, el hecho de ser Italia el primer país del G-7 y el primer miembro fundador de la UE en firmar un memorando de entendimiento con China sobre la adhesión al BRI podría irritar a aquellos que quieren una confrontación con China. En vez de esto, pensamos que podría ser el primer paso para un acuerdo global entre la EU y China, sin renegar los compromisos de la Alianza Atlántica o la pertenencia al mundo occidental.

El BRI fue lanzado en 2013. Cinco años después, el plural debe usarse para las “nuevas Rutas de la Seda”, por ser dos corredores: uno terrestre, que, pasando por numerosos países asiáticos, se conecta con Moscú y Duisburg, Alemania; y uno marítimo conectando los puertos de China a los del Mediterráneo y más allá. En los últimos años, China firmó 38 acuerdos bilaterales y regionales con 34 países a lo largo del corredor marítimo.

La Ruta Marítima de la Seda tiene su salida más importante en el Mediterráneo. China hizo grandes inversiones en infraestructura, puertos, terminales de carga y centros logísticos en países como Grecia, Turquía, España, Israel e Italia. Pero nuestro país tiene el mayor potencial para convertirse en el centro logístico de toda Europa.

En Italia, hay cuatro puertos profundos adecuados para acomodar contendedores con calado de 16 a 18 metros: Trieste, Génova, Taranto y Gioa Tauro. Los dos primeros deberían ser los puertos con los cuales los chinos podrían firmar acuerdos.

Recuérdese que los cargueros chinos hoy representan 30% del tráfico de Génova y Savona. A ellos, se suma ahora el puerto de Vado Ligure, donde Pekín ya hizo grandes inversiones. Hacia finales de enero, el puerto de Trieste recibió por primera vez un carguero de 237 metros. Trieste, como se sabe, forma parte del Corredor 5 de la UE, el cual incluye el proyecto del tren bala Lyon-Turín, razón por la que debe implementarse.

En este escenario, la infraestructura para la descarga de mercancías, almacenamiento y transporte rápido se vuelve crucial. Por ende, la automatización es importante, implicando una digitalización de sistemas intermodales. Y, consecuentemente, estamos hablando también de las redes 5G y de la megaempresa china Huawei, sobre las cuales existe una especie de veto estadounidense.

Los chinos, sin embargo, parecen considerara Italia, más que como una red de puertos de tránsito, una plataforma para la logística y la transformación de mercancías. Esta es una gran oportunidad, especialmente, para los puertos del Sur, donde se crearon zonas económicas especiales para atraer inversiones. Sicilia, en particular, podría volverse una plataforma logística y de desarrollo para inversiones y proyectos en África.

Como es sabido, China ya firmó memorandos de entendimiento con algunas universidades y hace tiempo demuestra gran interés en la cooperación turística y por el sector agropecuario. A este respecto, creemos que sería adecuado que los primeros acuerdos se refirieran al Sur.

Sin embargo, Italia no es el primer país europeo en cooperar con China.

Empresas chinas han adquirido participaciones importantes en varios puertos europeos: Marsella, Nantes, Le Havre y Dunquerque, en Francia; Bilbao y Valencia en España; Amberes y Brujas, en Bélgica; Rotterdam, en Holanda y Hamburgo en Alemania.

Además, el Pireo, en Grecia, donde los chinos invirtieron 5 mil millones de dólares, se convertiría en el primer puerto de contenedores del Mediterráneo y el principal centro de exportaciones chinas hacia Europa.

Igualmente significativo es el hecho de que los chinos detentan 35% del control de la terminal Euromax en Rotterdam, el primer puerto europeo, además del 100% de Brujas, el primero del mundo en tráfico de vehículos comerciales.

En visa de estos datos, nuestros cuestionamientos parecerían excesivos. Italia debe aprender un poco con Alemania. Berlín está construyendo el gasoducto Nord Stream 2, para duplicar el aprovisionamiento de gas natural de Rusia por el Mar Báltico, y hace esto no solamente en interés propio de Alemania, sino también de Europa y hasta de Italia.

Es claro que a Washington le gustaría bloquear el proyecto, pero Berlín se mantiene firme y nadie puede decir que haya caído en las garras del oso ruso. Sería tan absurdo como decir que Italia abandonó a sus aliados tradicionales para correr hacia los brazos de los chinos.

*MSIA Informa

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