¿Llegará la hora de la investigación científica?

 

Mouris Salloum George*

Armado sobre la cambiante y frágil coyuntura, el Estado neoliberal no se dio tiempo para diseñar -hasta en defensa propia– las estructuras que lo hicieran duradero: Modelo eminentemente economicista, sus operadores lo entendieron como alfa y omega de la macroeconomía. Fue su leitmotiv.

 

En la entrega de ayer comentamos el reclamo surgido desde el propio seno de la cuarta transformación: Un cambio de prioridades para el desarrollo nacional. En el listado se incluyó el imperativo de transición en el campo educativo.

 

Es nuestro punto de hoy, a la luz de un hecho: Como a otros Estados, la pandemia del coronavirus sorprendió descobijados y desarmados a los conductores del Estado mexicano, más que por la novedad del fenómeno sanitario, por la carencia de respuestas para domarlo. A cada nuevo signo, una reacción improvisada.

 

Lavarse la manos, sana distancia, quédate en tu casa, etcétera. Hasta por mero instinto, las potenciales víctimas asumirían esas medidas preventivas sin que las dictara alguna.

 

Pero las  pandemias y su control no son asunto de instintos, sino de Ciencia.

 

Sólo para dar un referente, si no estamos errados la Asamblea General de la ONU de 1974 recomendó a los Estados miembros poner atención especial a la investigación en los campos de la Ciencia. La Unesco ha porfiado en esa prescripción y le puso número a la casa: Uno por ciento del PIB a Ciencia y Tecnología. Todavía en octubre de 2017, esa agencia circuló el documento Ciencia e investigadores científicos con el mismo propósito.

 

Las mujeres tarahumaras ya exportan cubrebocas

Como los populistas, los tecnócratas mexicanos manejan la pluma más rápida de América para firmar cuanta resolución, recomendación o convención proviene de las agencias de la ONU… salvo aquellas que toquen con el pétalo de una rosa el modelo neoliberal.

 

Particularmente las nuevas potencias asiáticas, aún sin las conminaciones de la Unesco, se aplicaron a la formación de talentos con base en el impulso a la investigación. Los resultados están a la vista.

 

En lo que va del siglo, la Academia Mexicana de Ciencias ha estado ambulando año con año por los pasillos de la Cámara de Diputados clamando porque la Comisión de Presupuesto considere para cada ejercicio fiscal la recomendación de la ONU.

 

La respuesta, año con año, son migajas presupuestales. ¿Cuál es el resultado? El coronavirus nos está enseñando apenas a lavarnos las manos y las indígenas tarahumaras encontraron una forma de subsistencia confeccionando a mano cubrebocas, que ya son solicitados en los Estados Unidos Europa. ¡Vaya novedad! La artesanía supliendo la tecnología. Bienvenido Kafka a la nueva normalidad.

* Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

 

Foto: formato7.com

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