Lo que es necesario conocer sobre el bosque amazónico

El bosque amazónico no es el pulmón del mundo

 

1)El bosque amazónico es un bioma, una gran comunidad biológica estable y desarrollada, con extensión de 6 700 000 de kilómetros cuadrados compartidos entre Brasil, Bolivia, Colombia, Perú Ecuador, Venezuela, Guyana, Surinam y la Guyana Francesa. Cerca de 62 por ciento se encuentra en Brasil, donde 84 por ciento de su área original existente a la llegada de los portugueses en 1500 está conservado. Esta zona predominantemente intacta es mayor que Francia, Alemania, el Reino Unido, Irlanda, Noruega, Holanda, Italia, España y Portugal juntos; si fuese un país, sería el séptimo del mundo en extensión, mayor que India.                                                                                                                                                                                                             

2)El bosque amazónico no se debe confundir con la Amazonia Legal, aunque el bosque amazónico propiamente dicho se encuentra dentro de ella, es una región geográfica delimitada con el fin de establecer incentivos fiscales para actividades económicas en los nueve estados del Norte de Brasil, que comprenden 61 por ciento del territorio nacional, más o menos 13 por ciento de la población y representan menos del 8 por ciento del PIB de Brasil. Los bajos niveles de vida se pueden apreciar por el hecho de que tan sólo 13 por ciento de sus habitantes urbanos tienen acceso a drenaje, y allí viven gran parte de los más de 4 millones de brasileños que no tienen un sencillo sanitario en casa. La región abarca también partes significativas de dos biomas brasileños más, el Cerrado y el Pantanal. La Amazonia Legal tiene un área de 5 100 000 de kilómetros cuadrados y es mayor que la parte brasileña del bosque amazónico que es de 4 200 000 de kilómetros cuadrados.

 

3)El bosque amazónico no es el “pulmón del mundo,” sus biotas vegetal y animal consumen todo el oxígeno generado por la fotosíntesis en su respiración (si, las plantas respiran), de modo que el balance neto es cercano a cero. (Y, al fin de cuentas, los pulmones no generan oxígeno, lo consumen).

 

4)E, igualmente, no es un “consumidor de carbono” funcional, pues, al ser un ecosistema estable en estado de clímax, su balance neto de carbono también es cercano a cero (excepto cuando se quema). De cualquier forma, quien está preocupado con el carbono debería respaldar el derribo del bosque y su sustitución por vegetación secundaria de regeneración (las llamadas “capoeiras”), pues, esta sí acumula carbono durante su crecimiento. A propósito, entre 2008 y 2012, la zona de capoeiras aumentó dos veces y media más rápido que la zona deforestada del bioma (no hay datos más recientes). Huelga decir que no estoy apoyando esta opción.

 

5)El bosque amazónico es relevante para los ciclos biogeoquímicos de la biósfera, pero no tiene ningún efecto significativo en el clima global. Su principal contribución a la dinámica atmosférica es reciclar y devolver a la atmósfera cerca de la mitad del agua de lluvia que viene del océano Atlántico, por medio de la evapotranspiración de las plantas, que forma un flujo de agua que se redirecciona parcialmente al Sur. Este proceso es importante para el bosque y sus vecinos, pero difícilmente su influencia se puede considerar global.

 

6)Las tan mencionadas proyecciones sobre un temido “punto de inflexión” de la deforestación, según las cuales el bosque amazónico, supuestamente, sufriría una “apoplejía” (muerte súbita), no pasan de ser modelos matemáticos sin ninguna base en hechos. Estos modelos pueden ser útiles como ejercicios académicos, pero no sirven de referencia para la formulación de una política pública. Si otros biomas sirven de referencia, la Mata Atlántica, que abarcaba más de 1 300 000 kilómetros cuadrados a lo largo de la costa brasileña en el siglo XVI, perdió más de 80 por ciento de su área original, pero no sufrió semejante “apoplejía”. El índice de deforestación hipotético del bosque amazónico es de 20 por ciento, número que garantiza pronósticos apocalípticos y encabezados de la prensa sensacionalistas, pero no se encaja en las pruebas factuales ni en el sentido común.

 

7)El ritmo de deforestación de la Amazonia Legal se ha reducido sistemáticamente desde la década pasada y se encuentra debajo de 10 mil kilómetros cuadrados al año. Si se toma en cuenta que mucho de esa deforestación se produce en la región del Cerrado, una proyección lineal hipotética con tales números sugeriría que tomaría 400 años para derribar totalmente el bosque amazónico -de cualquier forma, es un escenario absurdo inimaginable para cualquier persona en su sano juicio, salvo algunos ambientalistas radicales delirantes y desinformados.

 

Gran parte de la deforestación sucede en propiedades privadas y en asentamiento del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra), lo que significa que es legal. El Código Forestal de 2012 permite el corte de la vegetación original en hasta 20 por ciento de las propiedades privadas situadas en la zona del bosque amazónico, y de 50 por ciento en las situadas en el Cerrado. Por desgracia, el ritmo de deforestación anunciado regularmente al público no hace esa necesaria distinción.

 

9)El número de focos de incendios en la Amazonia Legal (incluido el Cerrado) también se está reduciendo desde los años récord de 2004-05; las proyecciones para 2019 sugieren que deberá alcanzar cerca de la mitad de los números de aquellos años. Una buena parte de los focos ocurre en propiedades privadas, de acuerdo con una práctica de limpieza de terreno utilizada desde hace siglos: no es el mejor método, pero es del que dispone la gran mayoría de los habitantes de la región. Vale la pena hacer notar que la mayoría de esos focos no están localizados en el bosque amazónico, sino en su zona de transición hacia el Cerrado y en el mismo Cerrado, como se observa en una visita al sitio Fire Information for Resource Management System (FIRMS) https://firms.modaps.eosdis.nasa.gov/map/#/z:3;c:0.0.0;2019-08-24..2019-08-25) (el bosque amazónico es, a groso modo, una gran zona verde oscuro y verde claro al norte del paralelo 15S). Se puede observar también que Brasil no está sólo en la actual temporada mundial de incendios forestales.

 

10)Hay cerca de 25 millones de personas que viven en la Amazonía legal, la mayoría en condiciones socioeconómicas precarias. La vasta mayoría de las personas que cortan árboles y utilizan el fuego no son delincuentes, sólo hacen lo que necesitan para ganarse la vida de alguna forma. Nadie, respetando las debidas proporciones, excepto algunos ambientalistas empedernidos está considerando a los alemanes delincuentes ambientales, porque los remanentes del Bosque de Hambach, cerca de Colonia, tendrá que ser derribado por la empresa de energía RWE, para retirar el subsuelo de linito (la forma más pobre y contaminante del carbón) necesario para alimentar plantas termoeléctricas, luego de que la canciller Angela Merkel ordenó el cierre de varias plantas nucleares del país por motivos puramente políticos.

 

11)Brasil es un país en desarrollo que lucha para encontrar su camino rumbo al pleno desarrollo de su potencial humano y natural. En lo tocante a la Región Amazónica, el camino para aquella meta no es “preservarla” como un gigantesco jardín botánico y zoológico. Por el contrario, se debe comenzar con las siguientes tareas hasta hoy ignoradas: la regulación de la tierra, la zonificación ecológico económico, agregación de valor a la producción y a los recursos locales con las mejoras técnicas disponibles, el mejoramiento de la infraestructura necesaria para proporcionar una mejor calidad de vida para las poblaciones locales. Además, se requiere un gran esfuerzo de investigación de sus vastos recursos de biodiversidad, para lo que habrá de reunir instituciones de investigación, empresas privadas y el precioso conocimiento tradicional de sus habitantes. En suma, una especie de Amazonia Industrial 4.0. Todo eso puede y debe hacerse con los necesarios cuidados del ambiente, pero para que este plan racional sea puesto en práctica, un requisito fundamental será dejar de lado los mitos y la histeria sobre la región y su desarrollo.

 

12)Así, pues, las personas, en particular los líderes y las personalidades extranjeras, deberían informarse mejor antes de acusar a Brasil, ridículamente, de ser una “amena al clima mundial,” o pedir sanciones contra el país (en general, con motivos políticos y económicos). Lo mismo es válido para muchos brasileños que están siempre dispuestos a hacer estallar cualquier acusación al país proveniente del extranjero, independientemente de su seriedad -o de su falta de ella.

* MSIa Informa

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