Bajo el título “Los obstáculos a la movilidad en las ciudades mexicanas”, Carlos Matute González, profesor de asignatura de El Colegio de México, publicó su columna semanal en el diario La Crónica.
En ella, Matute destacó “argumentos en pro y en contra del Programa Hoy No Circula”, mismos que se han comentado en los medios de comunicación: “Las encuestas de opinión son numerosas y las quejas de los automovilistas son infinitas” -unas razonables y otras no tanto-, pero si bien “hay 22 mil afectados anualmente por la mala calidad del aire, es cuestionable en cuanto a la forma en que se obtuvo esta cifra; sí es cierto que la contaminación ambiental afecta la salud de los habitantes del Valle de México, especialmente a niños y personas de la tercera edad y esto se puede inferir válidamente de los resultados de un estudio de medicina preventiva realizado durante 20 años en distintas zonas de Los Ángeles, California, con diversos grados de contaminación, dando seguimiento a un universo significativo de niños desde los 4 a los 18 años de edad”.
Señaló que “la contaminación del aire no es buena”, situación que resulta incuestionable, pero su origen es multifactorial y una de las causas es la combustión de los vehículos. “Sin entrar a la discusión sobre el verdadero beneficio del programa mencionado que ha sido el centro del debate”, Matute enlistó los principales “obstáculos a la movilidad que aumentan la emisión de gases a la atmósfera”:
“1.- Los topes o reductores de velocidad colocados en el lugar menos esperado y por un sinnúmero de razones.
2.- Los bloqueos y marchas para llamar la atención de la ciudadanía y las autoridades.
3.- La mala sincronización de los semáforos en vías públicas.
4.- Las estrategias de vialidad que reducen los carriles de circulación, como ejemplo, el cruce de 20 de Noviembre y José María Izazaga en la Ciudad de México.
5.- El comportamiento poco civilizado de conductores, ciclistas y peatones.
6.- El estacionamiento en doble fila o en lugares no permitidos por “un momentito”, utilizando las intermitentes.
7.- Los talleres en vía pública y otros tipos de negocios.
8.- El apartado de lugares de estacionamiento por los franeleros.
9.- La falta de señalización vial o el no respeto a la misma.
10.- La improvisación de paradas de transporte público urbano o foráneo.
11.- El levantamiento o descendimiento de pasajeros en segunda y tercera fila.
La falta de espacio y regulación en los Centros de Transferencia Multimodal (Cetram).
13.- El mal diseño de las entradas y salidas de las vialidades rápidas confinadas (viaductos y segundos pisos).
14.- El comercio ambulante en banquetas y vialidades o mercados sobreruedas en lugares insospechados, tales como la lateral de la supercarretera México-Cuernavaca.
15.- Las obras en vía pública mal planeadas, pero sobre todo realizadas de incógnito, es decir, nadie sabe de ellas hasta que se encuentra en el tapón que ocasionan.
16.- El reparto de mercancía en las zonas comerciales así como de insumos a restaurantes y oficinas a cualquier hora del día.
17.- El bloqueo de vialidades por maniobras en las construcciones a cualquier hora del día.
18.- El no respeto a las paradas autorizadas en el transporte público y la “cacería” de pasajeros por los microbuseros.
19.- El uso de dispositivos móviles mientras se conduce un automóvil.
20.- La conversión de las vialidades en teatros, ferias o espacios para fiestas, tardeadas, actos religiosos, procesiones fúnebres y un largo etcétera, sin aviso previo”.
Carlos Matute González, puntualizó: “Todos hemos contribuido a estos obstáculos. Muchas de éstos se superan con poco gasto, pero sí con voluntad política, aplicación de los reglamentos, eficiencia administrativa y colaboración ciudadana. Es difícil sostener que sólo con una mejora en la movilidad disminuye la contaminación, pero vale la pena intentarlo, porque aumentar la disponibilidad y la eficiencia del transporte público cuesta más y son acciones de mediano y largo plazo”.
Bajo el título “Los obstáculos a la movilidad en las ciudades mexicanas”, Carlos Matute González, profesor de asignatura de El Colegio de México, publicó su columna semanal en el diario La Crónica.
