Macron instiga a los líderes en un orden mundial quebrantado

 

Una semana antes de la reunión cumbre del G 7 realizada en Biarritz, Francia, del 23 al 25 del mes pasado, el Presidente Francés, Emmanuel Macron, y el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, se reunieron en la ciudad francesa de Fort Bregancon.  Esta reunión fue un cambio trascendental del presidente francés:  una señal a Estados Unidos y al resto del mundo de que se debe elegir una nueva orientación hacia Rusia.  Este movimiento de piezas se debe ver en el marco del espectacular rompimiento del tratado contra proyectiles de alcance medio (INF) anunciado por el Presidente norteamericano, Donald Trump, el 2 de agosto, seguido poco después por Putin.

 

Con el rompimiento del tratado se establece un peligroso precedente a que podría conducir a un rearme de Europa.  Macron era hasta hace dos años muy crítico de Rusia y ahora pide integrarla en una nueva arquitectura de seguridad europea de Lisboa a Vladivostok.  Este concepto de seguridad de “Lisboa a Vladivostok” fue la idea original de la célebre Carta de la Conferencia de París de 1990.

 

En la conferencia conjunta luego de su reunión con el presidente Putin, Macron llamó a Rusia “potencia europea” misma que “debe tomar su lugar en la nueva arquitectura de seguridad”.  Habló sobre la necesidad de crear una Europa de Vladivostok a Lisboa y recordó la herencia de Catalina la Grande como representante de la orientación europea de Rusia, y respaldó plenamente la idea de que Rusia se ha convertido en miembro del Consejo Europeo:

 

“Tenemos que llevar a Rusia a Europa, ya que es una potencia europea dada su historia y su geografía,” dijo.  El primer paso en esa dirección sería la solución del conflicto de Ucrania, que es también la condición para que Rusia regrese al G 7.  Macron agregó que la crisis de Irán es un tópico de análisis importante, puesto que es necesario encontrar formas de hacer menos grave la crisis, y señaló que está en comunicación con el presidente Trump y con el presidente Rohani.

 

Putin, subrayó que ambos presidentes analizaron bilateralmente la situación internacional.  Reiteró que no fue Rusia la que se retiró unilateralmente de los tratados ABM e INF.  “Nuestras ofertas sobre el START están sobre la mesa, así como también las destinadas al tratado de prohibición de pruebas nucleares.”  Señaló con claridad que si Estados Unidos sigue adelante con sus planes y estaciona nuevos misiles crucero -Rusia hará lo mismo. 

 

Ambos presidentes acordaron organizar una nueva reunión en el formato de la de Normandía para analizar la situación ucraniana (este formato incluye a Rusia, Ucrania, Alemania y Francia).  Sin embargo, ambos mandatarios subrayaron que dicha reunión sólo tendría sentido si se alcanzan ciertos resultados concretos.  Putin especificó que esto obliga a “poner en práctica la fórmula Steinmeier sobre la condición jurídica especial de Donbás”.

 

Putin, en el periodo de preguntas y respuestas, recalcó la importancia de las relaciones franco-rusas, dado que ambos países pelearon del mismo lado durante la Segunda Guerra Mundial. También subrayó que aparte del G 7 hay otras instituciones internacionales como el G-20, los BRICS y la Cooperación de Shanghái, en los que Rusia tiene un papel destacado.  “Hay grandes potencias como China e India y otras en el G-20 que juntas representan el 90 por ciento de la economía mundial,” dijo.

 

La reunión del G 7 en Biarritz

Con la reunión franco-rusa una semana antes de la reunión de los mandatarios del G 7, el escenario estaba puesto por el presidente Macron para albergar una reunión que, a diferencia de las anteriores, inició su rutina en medio de enormes desacuerdos políticos.  No hubo comunicado final, pero el centro del debate fue el candente tema de Irán y el acuerdo JCPOA, que Europa quiere mantener, al tiempo que Estados Unidos ha creado un conflicto de gran magnitud.  La verdadera jugada maestra de Macron fue que invitó al ministro de Relaciones exteriores de Irán, Mohammad Zarif, a Biarritz, no para asistir a la reunión, sino para reunirse con el ministro francés del Exterior, Jean-Yves le Drian.  El resultado fue que el presidente Trump bajó el volumen de su retórica.  También el presidente Rohani señaló el interés en una reunión, si se cumplían ciertas condiciones.

 

Zarif, en una entrevista concedida al periódico alemán Suddeutsche Zeitung en la víspera de su partida a Biarritz, explicó que el JCPOA estaba cimentado en dos pilares: uno obligaba a Irán a utilizar su programa nuclear exclusivamente con fines pacíficos; el otro, obligaba a la comunidad internacional y a las partes a asegurar que las relaciones económicas con el resto del mundo se normalizarían.  “En la medida que los europeos comiencen a cumplir sus obligaciones, dijo, nosotros retiraremos nuestras contramedidas.”  Según Zarif, esto podría hacerse en “cosa de horas.”  Una consecuencia concreta para Irán es que podría vender 2 millones y medio de barriles de petróleo como era antes de que el acuerdo nuclear fuera cancelado unilateralmente por Estados Unidos.

 

Además, Zarif pidió “puesto que Estados Unidos no puede imponer su voluntad a Europa.  Europa tiene que reaccionar.”  Se refirió a los 11 punto del JCPOA firmado con Europa que da garantías a las compañías europeas en Irán.  “Queremos tener la posibilidad de vender nuestro petróleo por dinero.”  Mencionó que Irán ha sufrido pérdidas por miles de millones de dólares a causa del estado catastrófico de su economía, con una moneda que ha perdido 75 por ciento de su valor.  “Europa, se lamentó, se limita a declaraciones en el sentido de que quiere mantener el acuerdo mientras que el pueblo de Irán pierde sus empleos y sus ingresos.”  Por ello, dijo, el problema es “entre Irán y Europa”

 

Zarif también subrayó que “desde hace semanas Irán trabaja con Macron, quien trata de mediar.  Hemos tenido buenas reuniones.  No queremos la guerra -otros están empujando a Trump a esto”.  Reiteró que esto es esencialmente una cuestión de “guerra y paz” y que Irán no desea verse arrastrado a la guerra.

 

Visión de una Europa soberana

Vale la pena observar la ofensiva geoestratégica que está conduciendo Macron, quien está llenando el vacío de poder que han dejado Alemania, Italia -que está todavía formando un nuevo gobierno- y Gran Bretaña, que está del lado de Estados Unidos.  En el discurso pronunciado en la reunión anual de embajadores franceses en París el 27 de agosto, Macron describió lo que él llamó su “visión” de una “Europa soberana.” 

 

Habló de una estrategia de audacia y condenó con firmeza a los que quieren apartar a Rusia de Europa.  La vocación de Rusia es aliarse con China, dijo Macron.  Recalcó que vivimos en el “Fin de la hegemonía occidental” y nuestra tarea, dijo a los embajadores, es crear una “civilización europea” fundada en los principios humanistas del pasado.  “Tenemos que ser audaces y correr riesgos” en lugar de permanecer inmóviles.  “Necesitamos construir un arco de confianza y de seguridad con Rusia, así como disponer de una estrategia con respecto a las nuevas potencias emergentes como China, India y África.”

*MSIa Informa

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