Al menos 202 fosas comunes con restos de miles de cadáveres han sido halladas hasta el momento en las zonas de Irak que fueron controladas por el grupo terrorista Estado Islámico (EI) entre 2014 y 2017, informó este martes la ONU.
“Aunque es difícil determinar el número total de personas que hay en estas fosas, el lugar más pequeño, en el oeste de Mosul, tenía los restos de ocho cuerpos, mientras que se cree que el más grande está en Jasfa, al sur de Mosul, que puede contener miles”, explican la misión de la ONU en Irak (UNAMI) y la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en un informe publicado hoy.
Se ha documentado la existencia de 202 fosas comunes en las provincias de Nínive, Kirkuk, Saladino y Al Anbar, en el norte y en el oeste del país, “aunque puede haber muchas más”, advirtió la ONU.
“Las pruebas reunidas en estos sitios serán fundamentales para garantizar las investigaciones creíbles, procesos y condenas de acuerdo con las normas internacionales”, se señala en el informe.
El trauma de las familias ”por los crímenes del EI “perduran”, ya que “estas tumbas contienen los restos de aquellos asesinados sin piedad por no seguir la ideología y normas retorcidas del EI, incluidos las minorías étnicas y religiosas”, aseguró la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en un comunicado.
VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DH
“Las fosas comunes documentadas en nuestro informe son un testimonio de la pérdida humana, el sufrimiento sustancial y la sorprendente crueldad” del grupo yihadista, subrayó el representante especial de la ONU para Irak, Jan Kubis.
Entre junio de 2014 y diciembre de 2017, el Estado Islámico ocupó grandes áreas en Irak y llevó a cabo “una campaña de violencia generalizada y de violaciones sistemáticas de los derechos humanos, actos que pueden equivaler a crímenes de guerra, crímenes contra la Humanidad y un posible genocidio”, manifestó la ONU.
El líder del EI, Abu Bakr al Baghdadi, proclamó el “califato” a finales de junio de 2014 en la ciudad de Mosul, la considerada para los extremistas como la “capital” del grupo en Irak, que fue liberada por las fuerzas iraquíes, con el apoyo de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, en julio de 2017, tras casi nueve meses de una cruenta ofensiva que dejó la urbe totalmente en ruinas.