En el planeta del automovilismo el apellido McLaren es sinónimo de demanda y superioridad; tiende a representar el más alto nivel en la construcción de motores y la efectividad a la hora de utilizarlos en una pista. Constituye una organización respetada, una compañía sumamente redituable y una marca reconocida en todo el mundo. Empero, en ocasiones se olvida que detrás de los campeonatos hay hombres, que detrás del nombre hay personas y son ellas las responsables darle forma a los sueños de éxito.
Es en este punto en el que se está enfocando el director Roger Donaldson —El aprendiz— y en donde halla su principal acierto, en empeñarse en dar a conocer el factor humano detrás de la estridencia de la gloria forjada con algo más que combustible y llantas quemadas.
Se trata de un respetuoso e íntimo recuento de la efímera pero trascendental existencia del joven ingeniero y piloto neozelandés Bruce Leslie McLaren, quien de las carreras de montaña típicas de su nación saltó a los circuitos de Inglaterra y Estados Unidos, hasta conquistar la Fórmula Uno y fundar su propia escudería, ésa a la que le heredó su apellido y que ha seguido vigente incluso después de su muerte tras sufrir aquel lamentable accidente mientras probaba uno de los autos que el mismo había diseñado.
Este documental que hoy está llegando a la cartelera de nuestra nación resalta por lo sofisticado de su montaje y la sobriedad narrativa, además de lo sensible del tratamiento y lo elegante del acabado, pero el asunto es que, irónicamente, se queda corto a la hora de reflejar lo trepidante y explosivo del contexto en el que se desenvuelve el protagonista. Sí, el empeño, las complicaciones y las rivalidades, además de la ambición y voluntad inquebrantable que le dieron el estatus de soñador empedernido, y por supuesto la tragedia que terminara con su vida, están cuidadosamente seleccionados y encajan en el mecanismo general, pero el desarrollo es demasiado cauteloso, el acercamiento cae en una corrección excesiva y por lo mismo el ritmo apenas se sostiene.
Es innegable su gran manufactura y el valor que posee como testimonio, pero deja la sensación de que sólo es un apunte de los verdaderos alcances de la historia en cuestión. Aún así, McLaren está resultando muy entretenida, dejará satisfechos tanto a los aficionados a las carreras de autos como al público en general. Además de que corrobora que cada vez son más las propuestas documentales que alcanzan la cartelera, sobre todo las que están relacionadas con la música y los temas deportivos; ojalá esto se extendiera al resto de las temáticas. Foto: http://soymotor.com/
Es una pena que concluyas una licenciatura y maestría y no encuentres oportunidades en tu país. ¿Cuántos vendedores y taxistas son abogados, periodistas, economistas y doctores?