No hay estudio nacional o internacional que no confirme lo que viven miles de familias y cientos de empresarios todos los días. Para abrir un negocio, para ganar una licitación o para acceder a servicios públicos, se necesita pasar por el tortuoso camino de la corrupción. La llamada “gran corrupción” y la “corrupción administrativa” conviven con los y las mexicanas todos los días. Arriba y abajo. En las grandes concesiones y obras de infraestructura, o para acceder a los servicios básicos como el agua.
Acompañada de su hermana gemela, la impunidad, esta pareja ha formado un dúo que lastima duramente a nuestro país. El binomio se ha convertido en la principal amenaza a la democracia, y también, a la seguridad del Estado. Porque no solo se trata de mordidas y de moches. El crimen organizado y la delincuencia también viven tranquilos comprando policías y hasta jueces. En un entorno de corrupción e impunidad, ya no es necesaria la amenaza de “plata o plomo”. Con la plata basta. Foto: VTACTUAL
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