Mitsubishi indicó ayer que su directorio cesó a Carlos Ghosn de su cargo como presidente, tras su arresto y posterior destitución al frente de su socio Nissan la semana pasada por supuestas irregularidades financieras.
La salida de Ghosn -aprobada por unanimidad- está poniendo fin a su tiempo al mando de automotrices japonesas, apenas dos años después de haber sido alabado por su papel en la estabilización de Mitsubishi tras un escándalo de engaños en 2016. El presidente ejecutivo, Osamu Masuko, se convertirá en presidente temporal, dijo la automotriz.
“Ghosn ha perdido la confianza de Nissan” y “es difícil para él cumplir sus tareas”, por lo que se procedió a su destitución, afirmó Mitsubishi en un comunicado. Nissan tiene una participación controladora del 34 por ciento en Mitsubishi y dos ejecutivos en la junta directiva.
La decisión se produce en medio del descontento generado por el papel de Renault en los 19 años que dura ya la alianza francojaponesa, de la cual Ghosn era el motor.
Sellado en 1999, cuando Nissan fue rescatado a las puertas de la quiebra, el pacto fue ampliado en 2016 para incluir a Mitsubishi y permitir a los miembros desarrollar de forma conjunta productos y controles de costos. La alianza compite con Volkswagen y Toyota en el ranking de la mayor automotriz del mundo.
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