Patricia Solorza se encontraba arrestada en la U47 de José León Suárez, del Servicio Penitenciario Bonaerense. Llevaba cuatro años y nueve meses (de 8 de su condena) presa por “homicidio agravado por el vínculo”, nombre técnico utilizado para encubrir la figura penal que castiga el aborto.
Había pedido cárcel domiciliaria porque en el momento de ser detenida tenía un hijo de 14 con retraso madurativo por contraer meningitis de pequeño; y una hija de 4 años recién cumplidos en aquel momento. Pero se la negaron. El Estado consideró que no era ella quien podía decidir sobre su cuerpo cuando la detuvieron.
Abandonada por desinterés, por perversión y por desidia en el penal hasta que la infección se generalizó, fue trasladada al hospital de San Martín donde, el 5 de agosto pasado, falleció esposada a la cama y con custodia.
Patricia tenía 40 años y participaba en el penal en el Taller de Diseño Textil de la agrupación Yo no fui, que acompaña a las mujeres detenidas con actividades que les permiten sentirse personas en el marco penal donde la despersonalización es la consigna.
De una carta póstuma que escribieron en el muro de Facebook de Yo no fui se desprende que Patricia “agonizó durante varios días después de tres operacionesde vesícula, murió después de llegar a la guardia del hospital, con litros de pus en el estómago, porque su agonía empezó mucho antes”. Pero sostienen que no se trató de “una fatalidad” y que la “fueron matando de a poco”, y denuncian al Centro Médico de la Unidad por “abandono de persona al no llevarle el apunte cuando pidió atención médica”, “cuando el juzgado no respondió sus escritos” y “cuando la defensoría no defendió sus derechos”.
Fuente: https://www.publico.es