Cosas impactantes siguen pasando en el mundo, a pesar de la pandemia por coronavirus. A una mujer en Irán se le declaró culpable por haber ultimado a su marido, aun cuando alegó que actuó en defensa propia.
Como condena, se le sentenció a morir en la horca.
Empero, el día de su ejecución, perdió la vida por un ataque al corazón al tiempo que veía cómo morían otros condenados a muerte. La solución de los verdugos ha conmocionado a la prensa a nivel mundial: tomaron la decisión de ahorcarla, aun muerta.
Zahra Ismaili había asesinado a su marido Alireza Zamani, quien fuera un funcionario de inteligencia en el gobierno de Irán.
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